8 de mayo:
DÍA DE LAS AVES
Tengo una historia que contarles y se que podría interesarles; se trata sobre la vida de mis amigas aladas, las aves!!!
Por el mes de septiembre del año pasado, tuve en casa el honor de tener en el jardín a una pareja de Chiguancos, que colocaron su nido en las ramas de la queñua que habita el jardín que tengo.
Como ornitóloga, me sorprendí mucho, cuando los veía muy afanados transportando en sus picos ramitas, pelos, pajitas y demás materiales (supuestamente inútiles para nosotros, pero para ellos fabulosos materiales de construcción) para la construcción de su nido que albergaría a sus pequeños polluelos.
Luego de unas semanas, ocurrió lo que esperaba, uno de ellos se paso como tres semanas empollando los huevos, pasado este tiempo nacieron los pequeños redrojos, para mi sorpresa ¡¡¡eran tres!!
Estuvieron como dos semanas dentro del nido, obviamente los padres andaban afanados transportando alimento y brindándoles constantes cuidados y muy celosos ante cualquier peligro. De repente una mañana, observé que los pequeños ya estaban saltando por el jardín, era muy divertido verlos retozar, como todo recién nacido, eran algo feillos con las plumas desordenadas, además muy escandalosos y bulliciosos y algo loquillos.
Una mañana, uno apareció muerto, no se las causas… a los dos días murió otro. Quedando solo el tercero, que vivió como una semana más, que le paso???
Bueno tengo que confesarles que en el jardín tengo unas alamanas de barro que contienen agua y lamentablemente se ahogo ¡¡que culpable me sentí!!! Como no previne este peligro si lo veía tomar agua continuamente. Terminándose de esa manera toda la pollada.
Me quede triste al ver el final de esta historia. Pero fue sorprendente, como esa pareja de chiguancos a los dos día nuevamente ya estaban construyendo otro nido y luchando por tener descendientes, y empezar nuevamente la hazaña. Si ¡¡¡construyeron otro nido!!!, y pensaba ¿por qué no utilizan el nido que ya lo tienen hecho??, vaya trabajito volver desde cero!!
Pasadas, ya no tres, si no cuatro semanas, bajaron los pequeños redrojos del árbol, que ya no eran tres sino solo dos (ahí se demuestra el sentido de sobre vivencia de las aves, es mejor tener pocos hijos pero bien criados y cuidados) y no eran tan pequeños, sino ya creciditos y más desarrollados, empezaron a comer y bueno con los cuidados de los padres y míos (en la medida de mis posibilidades de simple vulgar ser humano) lograron levantar vuelo, era gracioso verlos ejercitar, bajando del techo de la casa al jardín y viceversa, era un ejercicio diario y perseverante, talvez por la rapidez, la gran necesidad, la urgencia en crecer y dejar de ser vulnerables a depredadores y otros peligros.
Pero saben, estuvieron visitando mi casa por un tiempo largo y hasta creo que continúan viniendo, pero bueno, ya tienen plumaje de adultos y es difícil reconocerlos, pero siempre vienen al jardín unos chiguancos gritones que me imagino son ellos, talvez a agradecer mis cuidados?, talvez porque extrañan su niñez en casa?, o porque de alguna manera existen posibilidades de tener un lugar tranquilo y recursos alimenticios en una casa de esta bulliciosa ciudad? No lo sé.
Pero sabe que? Realmente me sorprende como los animales no se dan por vencidos, y si se caen, vuelven a levantarse hasta conseguir lo que quieren, sin interesarles lo pesado y complicado que puede significar comenzar nuevamente y si se equivocan lo vuelven a intentar, pero ya de forma correcta, y hasta creo que se parece mucho a mi vida y la vida de muchos en la que después de caer y estar derrumbados nos levantamos y siempre… comenzamos de cero.
Son sorprendentes y maravillosos, ¿no creen que tenemos mucho que aprender de ellos?
¡Que vivan mis amigas aladas, las aves!
Carmen Quiroga (ASBOR)
cquirogao@yahoo.es