La defensa de la diversidad ha sido siempre el reto del Centro de Ecología y Pueblos Andinos – CEPA. La diversidad o pluralismo cultural plantea el primer reto, “conocer mejor la realidad de nuestras comunidades, de las sociedades humanas”, el segundo reto, es el de “conocer y defender la naturaleza que las rodea, es decir de su territorio, de su medio ambiente y de las amenazas y dificultades que enfrentan”, lo cual nos lleva a incentivar el conocimiento de los derechos a los que se tiene derecho. Este conocimiento de la realidad es ayudar también, a conocer la contradicción, y que al mismo tiempo se opte por el diálogo entre partes.
Durante 27 años hemos sido fieles a los temas de nuestro origen que son parte del legado de los Oblatos: participar en la lucha social, en la política, en la defensa de la democracia y de los derechos humanos. No sin haber despertado ciertos conflictos, pero convencidos como iglesia, de nuestra opción preferencial por los pobres. Lo cual significa defender la riqueza de los pueblos, sus recursos naturales, que es al mismo tiempo defender las culturas e identidades de quienes somos diferentes. Es importante, reconocer que no nos hemos quedado aislados, hemos trabajado con la universidad, con otras organizaciones, que tienen los mismos o similares objetivos.
Oruro enfrenta grandes problemas, no nos hemos equivocado con los temas que en 27 años han llegado a ser temas fundamentales. Cuando empezó CEPA, la temática medio ambiental, se veía como un tema de una ecología solo para los ricos en función de sus proyectos turísticos, por entonces, no era visto como un tema primordial. Hoy, es reconocido como un derecho humano fundamental que se traduce en el vivir en un medio ambiente sano que garantice el cuidado de la casa común. En este tiempo, se ha apoyado a diferentes organizaciones sociales, a los pueblos originarios a exigir sus derechos sobre la protección de sus recursos naturales y a exigir los derechos de sociedades que no pueden expresarse, las sociedades biológicas, es decir, animales, plantas y cualquier ser vivo, cuya vida contribuye al bienestar nuestro.
Asimismo, los pueblos andinos, eran vistos como un tema para antropólogos extranjeros, limitándose a su conocimiento como un asunto casi folklórico. No se pensaba en la defensa de los derechos de los pueblos originarios, eso ha sido uno de los pasos más importantes. No se puede negar hoy, que ha habido cambios trascendentales. Al ser sujetos de derecho, los pueblos originarios están presentes en la toma de decisiones, en la toma del poder, están probablemente más presentes que nunca en la Historia. Aunque a algunos sectores les cuesta comprender que “eso”, es también un derecho.
Fundamentalmente, la realidad del pueblo Uru se nos ha presentado como lo más fuerte. Los Urus que viven y vienen de toda una historia de discriminación, defender su cultura, su estructura social, va más allá de defender su vestimenta, su ropa, sus casas, incluso su idioma. CEPA ha hecho conocer este tema, que va articulado a la temática del agua en el lago Poopó, visibilizar la problemática de los pescadores, plantear la defensa de su economía como defensa del agua. Por ello mismo, como algo nuevo nos hemos metido en la cosecha de agua y ahora tratamos de reflexionar también en lo de la siembra de agua, no se trata de hacer pozos nomás para quitar agua a la madre tierra, se trata también de meter agua de lluvia en el subsuelo para protegerla. Ligado a ello, encontramos que existían y existen técnicas de los antepasados, conocimientos ancestrales que tienen que recuperarse en todos los ámbitos, en el manejo del agua, de las plantas como medicina, en el manejo de la tierra, de los animales. Hemos comprobado que vale la pena hacer el esfuerzo de recuperarlos ahora que los científicos hablan de resiliencia frente al cambio climático desde las culturas. Paralelamente se debe hacer la recuperación de la historia, de los mitos, de los ritos. Todo, como parte de la defensa de los derechos de los pueblos originarios.
Pensando en el futuro del CEPA, hay que profundizar el dialogo entre personas, sectores, con otros pueblos, con otros ritos, con otras realidades. Los retos, en el mundo son grandes y los peligros también. Nuevos temas, tienen que ver con el dialogo interreligioso, dada la manipulación política partidaria de las creencias y de la fe; las responsabilidades de las mujeres en la iglesia y en otros ámbitos, la expulsión del campo a la ciudad producto de las transformaciones medioambientales deben verse a partir de una práctica pluricultural, no solo hablar negativamente de la presencia migrante en las ciudades, sino hablar de la doble y multi residencia que es una realidad que tenemos que tomar en serio como una realidad posible, en la educación, en los ámbitos laborales, de vivienda, que deben tener su respuesta con políticas públicas coherentes que se encaminen desde el planteamiento del Censo nacional, que debe ser prospectivo en relación a los cambios que vienen y no en función de intereses sectoriales.
Como CEPA, sabemos que no es fácil, sabemos que la realidad no es simplemente lo tradicional, lo conocido. Sabemos sobre todo que es apertura de pensamiento, de escucha. ¿Misión cumplida? Creo que sí, pero seguimos en la aventura por la vida.
(*) Memoria de una conversa con el Hno. Gilberto Pauwels o.m.i.
Ruth Carol Rocha Grimoldi
Unidad de Justicia Socioambiental – CEPA
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