Testimonio de una educadora ambiental:
CONTAMINACIÓN MINERA, UNA REALIDAD QUE NO SÓLO SE DEBE CONOCER…
El Centro de Ecología y Pueblos Andinos (CEPA), es una de las pocas instituciones en Oruro, que protege y promueve el cuidado del medio ambiente, a través de talleres, acciones, cursos de formación y otros, dirigidos a toda la población.
El CEPA nos acerca a reflexionar sobre las problemáticas medioambientales, a vivenciar lo que parece tan lejano, pero lo cierto es que está tan cerca que no se puede cerrar los ojos para evitar conocer los graves problemas por los que atraviesa nuestra salud y la madre tierra, a causa de la contaminación producida a la atmósfera, a las aguas y suelos.
Particularmente en el departamento de Oruro, la contaminación de los suelos a través de la minería es un problema conocido y difundido que se apropia del discurso común, creando preocupación por el impacto ambiental.
Precisamente como una de las actividades del Curso Especializado en Educación Ambiental, que se viene desarrollando, se visitó la población de Huanuni, misma que está siendo contaminada por la operación minera.
Conocer de cerca ésta realidad movió la conciencia y la sensibilidad humana de todos los visitantes; además seguramente se apresuraron los latidos de muchos corazones por la impotencia de creer no poder hacer mucho. Ahora somos testigos y al parecer cómplices, si no actuamos ante la situación actual de contaminación minera por la que atraviesa la subcuenca Huanuni y otras comunidades afectadas.
Testigos son cada uno de nuestros sentidos. Sin necesidad de ser expertos, la vista nos revela un desolador paisaje: el río considerado fuente de vida convertido en aguas plomas, al ser recipiente de los desechos de la explotación minera y los suelos secos casi sin vida. Los montes nos muestran el costo que tuvieron que pagar por poseer riqueza minera, misma que es de interés de hombres insensibles ante el respeto a la vida. El aire se encuentra también afectado, ya que al respirar se siente olor a mineral, que genera malestares, como dolores de cabeza, nauseas y ardor en la garganta. Al paisaje se suma el ruido generado por el proceso de explotación minera, mismo que perturba y/o de seguro estresa a sus habitantes.
A gritos silenciosos la madre tierra nos pide cuidarla y defenderla del cáncer de la contaminación que se extiende cada vez más como tentáculos que quieren apropiarse de todo lo que encuentran a su paso.
Ante esta realidad nos queda preguntarnos: ¿Cuánto más se debe afectar a la madre tierra y en consecuencia a la vida, antes de parar y remediar la contaminación generada por la minería? ¿Qué hacemos? Se sabe que, gracias a movilizaciones de las comunidades afectadas, se logró el 21 de octubre de 2009, la aprobación del Decreto Supremo Nº 0335, que declara emergencia ambiental a la subcuenca Huanuni, Machacamarca, El Choro y Poopó; por tanto este problema ambiental es de pleno conocimiento de las autoridades ministeriales correspondientes. Pero hasta ahora no se realizan acciones concretas de remediación ambiental. ¿Será que tengan o tengamos que vivir en el lugar para actuar?
Jenny Sandra Chambi Ortiz
EDUCADORA AMBIENTAL