El Turismo Comunitario en Puñaka: posibilidades y preocupaciones
Los impactos de la desaparición del lago Poopó en las comunidades de los Urus Qot Zuñi son múltiples, complejos y estrechamente interconectados. Hay tres pueblos Uru que se ubican de manera dispersa al lado del lago: Puñaka Tinta María, Vilañeque y Llapallapani, y los efectos no son iguales en cada comunidad. Cada una de estas poblaciones tiene contextos y posibilidades de subsistencia diferentes.
La comunidad de Puñaka Tinta María representa la comunidad más pequeña y vulnerable, con menos oportunidades económicas: apenas tiene tierra para cultivar y no tiene ganado. El lago ha sido la fuente principal de sus ingresos. Por eso, la desaparición del lago Poopó representa un desastre total para la población.
Queda claro que todos los comunarios están luchando para sobrevivir y seguir viviendo en su propia tierra. Una de las propuestas que surge, desde la comunidad y en diálogo con el CEPA (Centro de Ecología y Pueblos Andinos), es la de la organización del turismo como fuente alternativa de ingresos. Por este motivo, durante los últimos tres meses, se ha profundizado este tema y se verifica cómo se puede construir un proyecto turístico duradero en Puñaka Tinta María que beneficie a toda la comunidad. A partir de la información obtenida en talleres, reuniones, entrevistas y estancias en el pueblo, se puede afirmar que hay tantas posibilidades como grandes preocupaciones que surgen en cuanto a esta temática.
Actualmente, hay varias tensiones internas que han surgido y/o se están agravando a causa de la pérdida del lago. Esta pérdida no solo se traduce en términos económicos, sino también en la base de la cultura e identidad de este pueblo indígena. Las implicaciones de la ausencia del agua para este pueblo son complejas, diversas y muy estratificadas. Una de estas implicaciones se manifiesta en una mayor fragmentación social en los últimos años. Después de la evaporación del lago y de la desaparición de la fuente laboral principal (y casi única) de los Urus, las posibilidades económicas han llegado a ser muy escasas en el pueblo. Antes, vivían sobre todo de la pesca, la caza y la recolección de huevos.
Un fenómeno es el aumento de la emigración de Puñaka, ya que actualmente menos de diez familias viven permanentemente en el pueblo. Los demás trabajan principalmente en los pueblos en Machacamarca, Poopó o El Choro, los adultos regresan a la comunidad para asistir a reuniones en tanto niños y jóvenes permanecen por la educación en la escuela de Puñaka. La ausencia de ingresos económicos, y por consiguiente el éxodo de la mayoría de los habitantes, acentúa las tensiones intracomunales e interfamiliares en el pueblo. La escasez de recursos aumenta la competencia y las fricciones entre la poca gente que se queda en el pueblo.
En segundo lugar, existe una gran desconfianza hacia las figuras de las autoridad locales. Pocos creen que las autoridades estén tomando las decisiones en interés de toda la comunidad y en consecuencia pocos respetan el poder que éstos ostentan, lo cual genera una mentalidad muy individualista que desestabiliza la comunidad política y socialmente.
La cuestión del cambio de la identidad Uru igualmente es un desafío—es importante concebir cómo los comunarios se perciben a sí mismos actualmente, sin el lago, un elemento que antes determinaba la vida de este pueblo.
Tomando en cuenta todo lo anterior, se ha estado verificando si se puede emplazar un proyecto turístico sostenible en Puñaka. La idea surgió de la comunidad misma y se cree que tiene la potencialidad de lograr el consenso de toda la comunidad, y que todos colaboren como conjunto para fortalecer su identidad y su cultura, de forma que puedan transmitirla a otra gente. No obstante, la práctica del turismo como ingreso alternativo en este pueblo también contiene riesgos, podría tener efectos positivos, pero también negativos, dependiendo de la manera en la que fuese realizado.
Los riesgos se observan tanto para el turista nacional o extranjero que visite el pueblo, como para la comunidad misma, que estarían compartiendo parte de su vida. Por el lado de las empresas turísticas y los turistas mismos, tendrían que estar alertas para no caer en turismo de tipo caritativo que puede debilitar la capacidad comunitaria en vez de fortalecerla.
El desastre ambiental de 2015 significó un momento crucial que empezó a cambiar la situación de desconocimiento de los Urus Qot Zuñi. Ahora que la gente del lago ya no tiene lago, se demanda una mayor preocupación por su situación. El turismo representa una manera posible de apoyar a los miembros de la comunidad Uru. Sin embargo, existe el riesgo de desvirtuarse y volverse un turismo catastrófico: si es que los turistas buscan señales o imágenes de pobreza o de miseria, donde puedan perfilarse como héroes y salvadores del pueblo. Esto puede producirse al comprar artesanías, comida local o al distribuir recursos. Esta forma de turismo no es sostenible, ni implica una visión a largo plazo. Genera una mala dinámica, contraproducente para el turista y el comunario y se trata de una estrategia incorrecta en la que se desea solucionar la pobreza. De esta manera, la población se resignaría y tomaría la posición de víctimas. También, podría retroalimentar una historia negativa para las persona y para su pueblo. Esta forma de turismo debilita el empoderamiento de la comunidad, lo cual es el elemento clave para asegurar un desarrollo más estructural y sostenible.
Por otra parte, los Urus de Puñaka tienen la tarea de redefinir su identidad Uru y recuperar su pueblo como una totalidad coherente y fortalecida. Reflexionando sobre la cuestión del turismo en la comunidad de los Urus del lago Poopó, primero es necesario pensar en el elemento histórico de su identidad: ¿Quiénes eran ellos cuando todavía eran pescadores, cuando vivían sobre y con el lago? En el contexto turístico, es importante pensar cuáles son los rasgos identitarios históricos que pueden ser recuperados, protegidos y/o redefinidos enfrentando la realidad de la desaparición del lago. En esta línea, es importante que la población Uru repiense quiénes son en su núcleo, qué cosas de su identidad les quedan ahora que el Poopó ya no existe. El fortalecimiento y repensar la identidad histórica y actual de los Urus sería una labor vital para poder conseguir un turismo factible, sostenible, y útil.
Desgraciadamente, estamos lejos de tal representación en la comunidad Uru de Puñaka. El elemento principal que puede asegurar un futuro esperanzador es el fortalecimiento del pueblo como conjunto, que constituye el elemento principal que puede asegurar un futuro esperanzador. Los numerosos conflictos organizacionales, sociales, personales e interfamiliares tienen que ser dejados de lado en pro de una nueva posibilidad económica que pueda regenerar la vida de la comunidad.
A pesar de estas preocupaciones, Puñaka sí tiene muchas posibilidades para ofrecer al turista. Se trata de un pueblo indígena originario muy poco conocido del altiplano. Aún sin el lago, todavía existen muchos aspectos que demuestran la singularidad y el encanto de la comunidad Uru: la ropa típica de ponchos can rayas blanco-negro que llevan los autoridades, los sombreros de totora hechos a mano con plumas de pariwanas, los liwis con que cazan los patos, los verdes cerros majestuosos llenos de los típicos cactus altiplánicos que se encuentran a un lado de la comunidad, la pampa extensa e impresionante donde se puede apreciar muy bien hasta dónde llegaba el lago en el pasado, el cerro Jutu Tilla en la distancia donde los urus vivían en cavernas en otra época, las piedras Catawi. Queda claro que los Urus del lago Poopó tienen una larga historia llena de riqueza cultural y que no todo depende del lago.
Otro cambio positivo en Puñaka tiene que ver con el establecimiento del colegio en 2012 Hoy en día, la educación de los niños y jóvenes constituye el factor que genera mayor cohesión en el pueblo, ya que estimula el contacto entre los habitantes de Puñaka y los emigrados residentes en Poopó. Basándonos en varias conversaciones con algunos jóvenes, se observa que muchos de ellos son conscientes de las tensiones sociales existentes y que muchos tienen la intención de luchar por el futuro de su pueblo. La conciencia sobre los problemas en la comunidad y el sentido de solidaridad que se nota entre los jóvenes son aspectos que representan un factor de esperanza.
Además, actualmente se tiene la expectativa de que lentamente parece que se está recuperando agua en la parte norteña del lago. Esperamos que la evolución sea positiva y, aunque por el momento la cantidad de agua y de peces no es suficiente en absoluto para la sostenibilidad económica, implica que el lazo con el agua no se ha perdido completamente, elemento que todavía juega un papel central en la vida de muchos Urus.
Se dice que los Urus Qot Zuñi forman el pueblo originario más antiguo de América Latina, lo que implica que han sobrevivido y se han estado adaptando durante miles años. Varias veces sabían adaptarse a factores amenazantes, como una colonización socio-política intensa, cambios ecológicos de sequias e inundaciones…
A pesar de la discriminación y la pobreza sufridas durante siglos, todavía siguen luchando contra los factores que amenazan su existencia. Con un enfoque acertado de parte de los miembros de la comunidad misma, es posible mantener y reinventar las formas de vida de Puñaka y todas las comunidades Urus.
Britt Gogol
Unidad de Culturas – CEPA