URU: PUEBLO MINORITARIO FRENTE A LA PANDEMIA
El pueblo Uru del lago Poopó, se ha constituido a lo largo de su historia en uno de los grupos desplazados y refugiados por las condiciones climáticas e históricas de su entorno.
Al ser un pueblo lacustre dedicado a la pesca, caza y recolección, también se dedican a la agricultura y ganadería en tierras próximas al lago Poopó que no logra recuperarse después de la sequía de los últimos años, y donde aún quedan los tres últimos asentamientos: Puñaca Tinta María en el Municipio de Poopó, Vilañeque que corresponde al Municipio de Challapata, la comunidad de Llapallapani que forma parte del Municipio de Huari. La población de las tres comunidades tiene su área de dispersión migratoria entre Huari, Challapata, Colchani, Uyuni, Machacamarca, Pampa Aullagas, Orinoca, El Choro, Challacollo además de otros departamentos. Por lo que su economía depende más de trabajos eventuales en construcción, elaboración de adobes, trabajo en las minas, en las saleras. Como pastores de ganado, peones para la siembra y la cosecha, pescadores en el Uru Uru, tejedores. Las mujeres por su parte elaboran y venden artesanías de chillawa, totora, quewilla. Mientras otras se vinculan al área de servicios, costura, comercio especialmente aquellas que han emigrado a otras ciudades.
Aun no se han reportado casos de la pandemia en las comunidades Uru de manera formal, sin embargo, una de las consecuencias de la cuarentena ha sido su aislamiento, que ha visibilizado la precariedad de los empleos que los ocupan.
Tras la declaratoria de emergencia sanitaria para evitar la propagación del COVID-19, los habitantes de las comunidades Puñaca Tinta María, Vilañeque y Llapallapani ya no pudieron viajar a la ciudad de Oruro y menos participar en las ferias más importantes de la región en las que se aprovisionaban, vendían artesanías o conseguían trabajos eventuales. Situación que redujo los ingresos familiares debilitando su capacidad adquisitiva especialmente de alimentos y combustible. A los que se ha sumado la necesidad de adquirir implementos de bioseguridad contra el corona virus y la preocupación de si se contrae la enfermedad.
El 18 de abril, después de casi un mes de cuarentena en el departamento, Pablo Flores Alcalde Comunal de Puñaca Tinta María “pide ayuda de las autoridades para abastecer de alimentos a su población que está en riesgo, como consecuencia de la cuarentena por la Covid-19”. Como respuesta a este llamado el 23 abril, los Uru de Puñaka Tinta María, reciben alimentos donados, producto de una campaña respaldada por la Gobernación de Oruro y los productores de Iruma del municipio de Soracachi que donaron hortalizas y verduras frescas.
El jueves 25 de junio el PMA programa Mundial de Alimentos, a través de Visión Mundial entregan un paquete de alimentos a 238 familias de las tres comunidades Uru del lago Poopó, con el fin de sobrellevar la cuarentena por el coronavirus y ante la inseguridad alimentaria por la que atraviesan. “Estos paquetes de alimentos tienen un costo de Bs 825 cada uno, y su duración está prevista para un mes en una familia promedio de 2 adultos y 3 niños. Las familias beneficiarias fueron 77 de la comunidad Puñaca Tinta María, 57 de Vilañeque, y 104 de Llapallapani, haciendo un total de 238 familias”.
En este tiempo algunas mujeres Uru, además de sus artesanías han optado por elaborar y ofertar barbijos “con identidad Uru” aunque tienen que competir en un mercado saturado de productos y enfrentar la incomprensión de la policía y de la guardia municipal. Con el fin de generar recursos para sus familias y corriendo el riesgo de un contagio.Otras familias en cambio, han quedado marginadas del beneficio de la dotación de los alimentos porque ya no viven en la comunidad sino en otros municipios.
A nivel nacional desde el Gobierno se ha destinado un bono para cada familia, por cada hijo en edad escolar y el bono familia que se han sumado a los bonos de discapacidad y bono dignidad para adultos mayores. Sin embargo, por la cuarentena, las familias no siempre pudieron cobrarlos.
El 1 de julio se hace pública la Resolución Ministerial N° 334 que se refiere al “Protocolo para Abordaje de Covid-19 en Pueblos Indígena, Originario Campesinos y Afrobolivianos”, el documento está dirigido a evitar la propagación del COVID-19, para lo que se prevé conformar comités comunales, sitios de internación, comunicación, educación e información. Cuando sólo en el área rural de Oruro se tiene 565 víctimas que se suman al de 2756 hasta la fecha, que irán incrementando en el tiempo y más si se acerca la época de siembra.
A pesar del tiempo transcurrido desde el inicio de la pandemia en Bolivia, los municipios rurales no cuentan con centros de salud menos aun con equipos adecuados, razón por la cual las poblaciones a través de sus autoridades originarias e incluso pasantes y centros de residentes están organizando campañas de recolección de fondos para poder acceder a insumos de bioseguridad. En el caso de las comunidades Uru, la población, por sus condiciones tanto de minoría como de subsistencia es posible que no podrán abastecerse en una emergencia de salud.
Ruth Carol Rocha Grimoldi
Unidad de Investigación – CEPA