Nº584: Hacia una conciencia ecológica, 24-06-10

HACIA UNA CONCIENCIA ECOLÓGICA INQUEBRANTABLE


Liliana Berrios (UTO- Comunicación): Se está terminando el mes de junio, que ha sido declarado “Mes del Medio Ambiente”. ¿Qué te ha parecido la idea de transformar el Día del Medio Ambiente en todo un mes sobre el mismo tema?


Gilberto Pauwels (CEPA): Me parece que ha sido una buena idea. La ecología y el medio ambiente son temas tan amplios que difícilmente se puedo abarcar todo en un solo día par todos los grupos sociales de la sociedad. Está bien insistir durante un mes entero sobre lo que es un derecho fundamental de todo ser humano y de todo ser vivo: al derecho a vivir en un medio ambiente sano. Lo mismo está pasando  ya desde varios años con el mes de octubre que se ha declarado “Octubre Azul” para enfocar durante todo el mes la problemática del agua en sus diferentes aspectos, su calidad y cantidad, tanto de las aguas subterráneas, como de los ríos y lagos.


Liliana: ¿La problemática del medio ambiente está ya realmente presente en la opinión pública de Oruro o sigue solamente un asunto de algunas personas y pequeños grupos?


Gilberto: Creo que se puedo decir que está ya presente de una manera visible y permanente. Tal vez en una forma bastante dispersa, de tal modo que no se puede considerar todavía como un verdadero movimiento organizado, pero sí, todos los grupos sociales de la sociedad lo mencionan y dicen que quieren hacer algo para preservar y mejorar la calidad del medio ambiente de Oruro, tan frágil y al mismo tiempo tal golpeado por diversas factores históricos. Las autoridades quieren mostrar que es uno de sus prioridades. Empresarios y mineros no quieren aparecer como los más culpables y dan signos de buena voluntad hacia la conservación de la naturaleza. Todos los establecimientos educativos organizan cada año varias actividades para sus alumnos y estudiantes. A todos los niveles, desde las brigadas y patrullas ecológicas infantiles hasta a nivel universitario de postgrado, se organizan cursos y programas de formación y capacitación sobre temas ambientales. Cada vez más estudiantes hacen sus tesis sobre temas relacionados con la defensa del medio ambiente. Barrios y comunidades se organizan, no solamente para campañas de limpieza o plantación de árboles, sino también para defenderse contra las contaminaciones que sufren y contra las amenazas que perciben. No conozco ni un grupo social que sigue totalmente indiferente.


Liliana: Pero no todos dicen o buscan lo mismo. ¿Cuáles son las tendencias más importantes que se puede distinguir?


Gilberto: Si, hay muchas diferencias en motivaciones, objetivos y enfoques. La mayoría queda a nivel de lo visible: las basuras, las aguas negras, verdes o amarillas o con espuma, el humo, animales y plantas muertas o con deformaciones, enfermedades desconocidas y otros fenómenos que están a la vista. Son reacciones importantes y generalmente espontáneas, pero muchos veces tardías y solamente a corto plaza. De hecho, las más alarmantes son las contaminaciones invisibles, como por los metales pesados y otros productos químicos en el agua y en la alimentación, a veces acumulativas en el cuerpo y que desde la niñez ya inician un proceso de formación de cánceres y otras enfermedades con consecuencias destructivas o mortales. La concientización sobre estos problemas recién ha empezado. Con toda razón, las bolsas de plástico echadas en todas partes, nos dan verguenza en comparación con otras ciudades y regiones más limpias, pero la problemática medioambiental va mucho más allá.


Liliana: ¿Cuál es la mejor motivación que puede tener la población para cuidar el medio ambiente? ¿Cómo convencer a la gente de hacerlo?


Gilberto: La motivación mínima es: evitar sanciones económicas. Las autoridades deben hacer cumplir las leyes y castigar a los que no lo hacen. Esto se cumple con mucho rigor en algunas partes del mundo; por ejemplo se cobra multa a los que botan envases o basuras en las calles y en lugares públicos, o a los que no cumplen con el reciclaje selectivo de basura. Más importantes son las exigencias a nivel de las industrias que contaminan a gran escala. No es suficiente hacer pagar daños y cobrar multas a los que han contaminado. Hay que evitan que contaminen, impedir riesgos irresponsables. Las autoridades pueden cobrar y exigir, pero hay otra clase de sanciones.  De hecho los posibles contaminadores se dejan motivar más por el control social de la misma población. Saben que, si no logran controlar la contaminación, finalmente la misma gente les va impedir de seguir con sus actividades. Las sanciones populares parecen más eficientes que las oficiales.


Liliana: Pero ¿las exigencias populares no tendrán como consecuencia que se busca comprar de una o otra manera a la población para poder contaminar?


Gilberto: Sí, a veces se busca pagar una especie de “licencia para contaminar”, se permite cobrar una especie de indemnización adelatanda.  Hay empresas que lo ven más conveniente entregar donaciones a la población para evitar denuncias y tener que pagar multas.  O prefieren arriesgar multas en vez de hacer inversiones costosas para evitar la contaminación. La única motivación de esta clase de contaminadores es finalmente la perspectiva de poder ganar más o de perder menos.


Liliana: Sí no es suficiente castigar a los infractores de las normas, ¿qué podemos hacer?.


Gilberto: Las sanciones económicas no son suficientes. A lo que debemos llegar es a crear una “conciencia ecológica”,  una opinión pública que hace perder prestigio, credibilidad, autoridad moral, aceptación social y comercial, crédito, etc… a los contaminadores y a los que no cuestionan lo que están haciendo. Existen listas de las peores empresas contaminadoras a nivel mundial. Las empresas temen más estas perdidas de “capital social” que  perdidas económicas por multas o indemnizaciones, que de hecho poco afectan sus ganancias extraordinarias, – a no ser  que se trata de desastres inmensos por haber tomado riesgos irresponsables, como es el caso de BP en el Golfo de México – . Esta conciencia ecológica que da sanciones éticas o morales, está creciendo en el mundo. Es nuestra mayor esperanza.


Liliana: Pero no parece funcionar en Oruro, donde la conciencia ecológica es todavía muy débil. Más valen, parece,  los beneficios económicos que uno puede obtener, que la defensa de la naturaleza.


Gilberto: La conciencia ecológica espontánea del pueblo es más fuerte de lo que pensamos. Ciertos grupos han intentado y tratan de presentar los ambientalistas como “enemigos del desarrollo regional o nacional”, pero sin éxito. La reacción popular sigue yendo al otro lado: los que contaminan tierras, aguas y el aire, son los que roban de Oruro sus posibilidades de construir un futuro propio a base de sus recursos naturales. Quitan vida a nosotros mismos y a las futuras generaciones. El pueblo se da cuenta de eso y lo cuestiona.


Liliana: ¿Cuáles pueden ser los fundamentos profundos de esta conciencia ecológica espontánea que mencionas y que se quiere mantener y fortalecer?


Gilberto: Puede haber varios. Puede ser un fundamento ideológico, como por ejemplo, el que brota desde la visión del “Vivir Bien”; de allí viene la exigencia de respeto a los derechos de la Madre Tierra. También puede fundamentarse en la cosmovisión y la ritualidad andinas que acompañan todo el ciclo de generación de vida en las comunidades rurales y urbanas del mundo originario. Y finalmente, creo, la conciencia ecológica también puede surgir, al mismo tiempo, desde una visión renovada de la vivencia cristiana de respeto para la creación, considerada como don de Dios para todos. Para interconectar estas tres visiones, debemos llegar a un gran diálogo intercultural e interreligioso. Me parece que, en nuestro contexto actual, se trata de  un diálogo profundo que puede tener un  impacto real en la vida cotidiana de mucha gente.


Liliana: Iniciativas como el “Mes del Medio Ambiente” y el “Octubre Azul”, ¿pueden aportar en algo a este diálogo, a la creación de la conciencia ecológica y a la construcción del movimiento ambiental, de que hemos hablado?


Gilberto: Yo creo que sí. Son cosas que no crecen desde arriba, sino desde las raíces profundas de un pueblo que, mediante pequeñas y grandes iniciativas, se reúne, habla, grita, intenta, coordina, exige, protesta, propone, actúa y consigue. En eso creo.


Liliana Berrios Alavi
UTO – Carrera de Comunicación.