HISTORIA Y PROBLEMÁTICA DE LA PLANTA DE TRATAMIENTO DE AGUAS SERVIDAS DE ORURO
El pasado miércoles, 30 de marzo, la Gobernación del Departamento de Oruro y la Honorable Alcaldía Municipal de la ciudad de Oruro firmaron un convenio que determina que la Gobernación transferirá la Planta de Tratamiento de Aguas Servidas (PTAS) a la Alcaldía y éste a su vez a SeLA. Con este fin se realizará una consultoría para determinar el estado actual del PTAS, en la cual que se determinarán seguramente las condiciones actuales del funcionamiento, y los alcances técnicos, legales y administrativos, medioambientales, financieros y sociales.
Como antecedentes del problema es importante recordar que la Planta de Tratamiento de Aguas Servidas fue construida en la gestión del ex Prefecto Carlos Böhrt (1997- 1999). Está situada en la zona Sudeste de la ciudad, entre las comunidades Quitaya y Sora. Se le estimó una vida útil de unos 50 años. La construcción de la planta obedece a un diseño de tratamiento de aguas servidas para 270.000 habitantes (incluidas industrias), con un caudal promedio de 402 l/s y un caudal promedio de 1050 l/s de agua pluvial. El inicio de las operaciones experimentales de la planta de tratamiento se efectivizó el 13 de Agosto de 2004 (Fase I: puesta en marcha, sistematización y gestión administrativa de servicios).
En la inspección del 11 de febrero realizado por la Alcaldía municipal, se verificó que la planta de tratamiento no está en funcionamiento y que las aguas servidas son desviadas al lago Uru Uru sin previo tratamiento. Esa denuncia no es novedad, ya que desde el 2005 en varias oportunidades el CEPA, los comunarios de Quitaya y la CORIDUP hemos estado denunciando constantemente que esta planta no funcionaba y si funcionaba era de manera irregular. Inclusive se denunció que los olores que provenían del sector sud de la ciudad se debían a estas fallas.
La evidente contaminación de las aguas tiene las siguientes características: concentración de partículas de lodos negros suspendidos en cuerpo de agua, con concentraciones de fangos negros de desecho en las orillas del lago, presencia de sedimentos con afloramientos ácidos, manchas amarillas con copajira, charcos necrosados y fangos negros en áreas aledañas.
La planta no contempla un contrato para el recojo de los sólidos retenidos en el cribado y su disposición final en el relleno sanitario; tampoco cuenta con un subcontrato para el manejo, retiro periódico y remoción de las lamas de arenas sedimentadas. Por consiguiente, la contaminación se hace patente en predios de la planta por la acumulación de lodos, cuyos contenedores están llenos por semanas.
Es importante anotar que la estación de bombeo y rejillas debería contar con sistemas de ventilación para ambientes. Debería contar también con un presupuesto para la dotación de un equipo de medición de gases, así como debería existir una adecuada y normativa señalización industrial al circuito de la planta.
Por lo expuesto, es evidente que la planta de tratamiento ha estado causando problemas ambientales en la ciudad de Oruro. La contaminación atmosférica se evidencia por los consiguientes olores nauseabundos que saturan el aire. Al respecto, se han identificado las siguientes causas y consecuencias:
- Las bajas temperaturas influyen en la oxidación de los residuos.
- La dirección del viento hace de que los olores se concentren en la ciudad, particularmente en las horas de la tarde.
- Se tiene entendido que la planta constantemente está sufriendo problemas en el bombeo; por ello los técnicos desvían las aguas servidas sin tratamiento alguno al lago Uru Uru (lo que está sucediendo desde hace tiempo atrás).
- Finalmente existen conflictos con los comunarios de Quitaya – Sora, puesto que habrían contaminado sus tierras con las aguas servidas.
Numerosos estudios sobre el lago Uru Uru, han señalado que la calidad del agua está deteriorada habiéndose encontrado metales pesados (arsénico, cadmio, plomo, zinc) en cantidades que sobrepasan los límites permisibles establecidos en la norma boliviana. No solamente los sedimentos contienen estos metales pesados, también las totoras. Por otro lado, la salinización del agua es evidente lo que ha reducido drásticamente la población de peces.
Los Gobiernos Municipales, -según la Ley del Medio Ambiente No. 1333; el Reglamento en Materia de Contaminación Hídrica (RMCH) en sus Artículo 11 incisos a),b),c),d),e); además de la Ley 2028, Artículo 8 (II) incisos 1), 3)- en materia de infraestructura, tiene la responsabilidad para el mantenimiento y equipamiento del saneamiento básico; para el establecimiento de mecanismos de financiamiento; para el control de las descargas de aguas residuales crudas o tratadas a los cuerpos receptores, dentro el marco de los lineamientos, políticas y normas nacionales.
Hasta ahora no ha estado sucediendo esto, puesto que la Gobernación controla y administra la PTAS de la ciudad de Oruro. La Alcaldía Municipal, a través de SeLA, constantemente había rehusado asumir esta responsabilidad.
Entre las razones porque la alcaldía que no ha querido asumir, está el costo de mantenimiento de la planta, el costo elevado de la energía eléctrica y los recursos humanos y del apoyo logístico. Para cubrir estos costos, necesariamente se tendría que implementar una tasa, la que tendría que ser asumida por los vecinos de la ciudad.
Pero lo que más interesa es saber si la planta funcionará, puesto que desde el año 2004, no la han podido hacer funcionar de manera continua; constantemente ha estado fallando las bombas. No se sabe si la tecnología implementada en la planta ha sido adecuada para nuestro medio. Lo contrario significará que se tendrá que implementar otra tecnología.
Por el otro lado estimamos que el estudio a realizarse tardará por lo menos unos seis meses. Mientras tanto, las aguas del alcantarillado seguirán entrando directamente al lago Uru Uru sin ningún tratamiento, esperando que la naturaleza haga el trabajo de las instituciones llamadas por ley. Las descargas de aguas servidas sin tratamiento al lago Uru Uru es una infracción penada por ley.
Sería importante que las autoridades competentes, Gobernación, Alcaldía y SeLA, solucionen estructuralmente el problema y no se busquen soluciones coyunturales, como el desvío de las aguas servidas hacia el lago Uru Uru. ¿Por qué no aprender de las experiencias de otras ciudades, como la de Santa Cruz, donde se cubrieron totalmente las lagunas anaeróbicas (en las que se producen los olores) y se están quemando los gases? O en su defecto, ¿por qué no trabajar con tratamientos naturales, aplicando plantas como la totora, que son excelentes filtros, especialmente para el tratamiento de aguas servidas?
Norma Mollo Mollo
Unidad Formación y Comunicación – CEPA