Conversando en el CEPA… (II)
RECICLAR EL AGUA
Norma Mollo: A tu criterio, ¿cuál es la problemática ambiental a la cual las autoridades y los proyectistas del desarrollo de Oruro deben dar prioridad?
Gilberto Pauwels: No hay duda de que se debe priorizar el tema del agua: en primer lugar asegurar agua potable para todos y para siempre, y además agua para animales y plantes y para los servicios y actividades urbanos. Sabemos que las reservas de agua son limitadas, que parte de lo que estamos consumiendo son aguas fósiles que no se renuevan. Tenemos agua para nuestros hijos, pero ¿cómo será para los hijos de los orureños que actualmente están naciendo? Pienso que las futuras generaciones nos van a juzgar duramente. “Ustedes que sabían del problema, ¿por qué han permitido que inmensas cantidades de agua dulce han sido utilizadas para procesos de producción que tan poco han aportado a la región? ¿Por qué han permitido que centenares de hectáreas de terrenos alrededor de la ciudad han sido infiltrados con aguas saladas y contaminadas para actividades que solo han beneficiado a unos pocos? ¿Por qué no han pensado en guardar reservas de agua dulce para nosotros sus descendientes”, así nos cuestionarán las futuras generaciones.
Tal vez nos consideramos los primeros ambientalistas, los que por fin se preocupan para el medio ambiente. De hecho, en su conjunto, somos los contaminadores y destructores más grandes de la historia de Oruro. Permitimos y hacemos lo que nunca antes se ha podido hacer a tan gran escala. Es verdad que el pasado hubo contaminación mortal; en el subsuelo de la ciudad encontramos todavía restos de azogue (mercurio) de la explotación minera colonial, pero nunca hubo un impacto tan acelerado e acumulativo, localmente y al mismo tiempo desde afuera provocado por el cambio climático.
Norma: Sí. Al margen de la contaminación minera está el calentamiento global. Sorprende que se teme consecuencias tan alarmantes para un cambio relativamente pequeño de temperatura,…
Gilberto: No hay que pensar solamente a los cambios a nivel local, sabemos que nuestro clima es muy dependiente de lo que se llama el fenómeno de El Niño. Las corrientes de agua en el océano y la temperatura de su agua determinan si tendremos años de sequia o de lluvias abundantes. Pequeños cambios pueden tener enormes consecuencias. Actualmente se piensa por ejemplo que un El Niño extremamente fuerte, hace unos 1000 años, por grandes sequias ha causado la destrucción de la cultura de Tiwanaku. Algo similar pasó en 1878 con consecuencias en todo el mundo. Un historiador ha calculado que a consecuencia de este El Niño murieron 20 millones de personas de hambre y sed, sobre todo en Asia. Se teme que, esta vez a consecuencia del actuar de la humanidad, nos puede venir una gran escasez de agua en muchas partes. Y hay que tomar en cuenta que una mayor sequia hace a su vez subir más la temperatura… lo que puede empeorar todavía las consecuencias.
Norma: ¿Cómo vamos a salir de esta situación? Las perspectivas no son muy alentadoras. Hablando de justicia ambiental, ¿qué podemos hacer o proponer?
Gilberto: Ya es tarde; muchas situaciones ya son irreversibles. Las comunidades afectadas por la contaminación, organizadas en CORIDUP, siempre dicen: “¡En primer lugar queremos que se pare la contaminación!”, y creo que tienen razón.
Una medida, entre otras, para asegurarnos de agua potable podría ser: exigir a las empresas mineras que tengan su planta de desalinización. Seguimos permitiendo que utilicen nuestra agua dulce para sus operaciones, mientras que ellas siguen acelerando la salinización de tierras y aguas, bombeando aguas saladas desde el subsuelo hacia la pampa. Las mismas empresas deberían – por lo menos – generar el agua necesaria para sus operaciones, a partir de las aguas de mala calidad que sacan del subsuelo. Y estas plantas de purificación de agua después pueden ser transferidas a las poblaciones.
Norma: Quiere decir que no solamente tendremos que reciclar residuos sólidos, sino también residuos líquidos. ¿Debemos reciclar aguas que ahora son inservibles?
Gilberto: Correcto. Es a esa conclusión a que estamos llegando. Las empresas mineras y metalúrgicas deben a Oruro una planta de desalinización o mejor dicho una planta de purificación de aguas, no solo para sus propias operaciones sino también para el consumo de la población. Por toda la historia minera que tiene nuestra ciudad ya hemos llegado a este punto: los orureños vamos a tener que utilizar y beber agua reciclada. Ya existe lugares en el mundo donde van a tener que transformar el agua de los baños en agua potable. Ya hay lugares en el mundo donde se está rellenando los depósitos de agua subterránea con agua reciclada. Nosotros consumimos demasiada agua dulce en procesos productivos y producimos demasiada agua salada, ácida, contaminada para estos mismos procesos. Debemos cortar la espiral de contaminación. Si estamos dispuestos a pensar en las futuras generaciones, no nos queda otra que reciclar el agua. Y las ganancias extraordinarias que últimamente tienen las empresas extractivas, son una gran oportunidad.
Norma: Por el momento, desde el CEPA y el Complejo Solar Oruro, con la colaboración de LIDEMA y voluntarios de CATAPA (Bélgica) y de INTERSOL (Austria), estamos experimentando con pequeños purificadores-destiladores de agua, para asegurar a las comunidades afectadas un mínimo de agua potable. Es un intento que va en esta dirección.
Gilberto: Si, pero es una iniciativa muy pequeña, experimental, de emergencia. El derecho a un medio ambiente saludable y agua pura es algo al cual tienen derecho todos los habitantes de las comunidades y de los barrios, aquí y ahora, es algo que no puede esperar. Está bien atender esta necesidad inmediata, pero al mismo tiempo debemos impulsar macroproyectos que pueden dar soluciones duraderas y sostenibles. La propuesta técnica debe incidir en las políticas públicas.
Norma Mollo
Unidad de Formación y Comunicación – CEPA
* Gilberto Pauwels, OMI es el director del Centro de Ecología y Pueblos Andinos (CEPA) de Oruro.