Nº789: Leer los signos de los tiempo, 28-03-13

LEER LOS SIGNOS DE LOS TIEMPOS

Clemente Paco: Uno de los grandes aportes del Concilio Vaticano II, hace 50 años, ha sido la recomendación de que la iglesia debe leer los signos de los tiempos. Esta propuesta ha sido recogida sobre todo en la iglesia de América del Sur. Desde allí surgió la metodología “ver-juzgar-actuar”, tan típica de las Conferencias Generales del Obispado Latinoamericano y del Caribe y en las prácticas de las Comunidades Eclesiales de Base. ¿Estas opciones tienen todavía peso en nuestra iglesia actual?

Gilberto Pauwels: Yo creo que sí. Si leemos el Documento Conclusivo de la Conferencia de Aparecida (2007), dedica 70 artículos a “la realidad que nos interpela como discípulos y misioneros”. Me recuerdo todavía nuestra alegría como CEPA, cuando hemos visto que después de un análisis general, los obispos se detienen en dos temas específicos (art. 83-97): por un lado la ecología y la biodiversidad y por el otro lado los pueblos indígenas (o originarios). Son precisamente los dos temas desde los cuales, a partir de un análisis de nuestra realidad de Oruro, surgió diez años antes (1995) el CEPA, como Centro de Ecología y Pueblos Andinos. Creo que sobre todo desde el Concilio Vaticano II: nuestra iglesia busca insertar el Evangelio en la realidad cotidiana de las personas y comunidades.

Clemente: ¿Y la iglesia de Bolivia, orienta en el mismo sentido?

Gilberto: Existen documentos, pero sobre todo el actuar mismo de muchos laicos y laicas, sacerdotes, religiosas y religiosos, obispos, en los tiempos de las dictaduras y persecuciones, han sido consecuentes y valientes. Además formaron líderes y fortalecieron las organizaciones del pueblo, para que ellos mismos tomen la defensa de sus derechos. No tengo que darte ejemplos, tú mismo has sido y eres parte de todo eso. Cartas Pastorales, hubo varias. Pienso sobre todo en la carta “Tierra, Madre Fecunda para Todos” (2000) y “El Agua, Fuente de Vida y Don para Todos” (2003). Son textos muy valientes con opciones claras. Son análisis y propuestas socio-ambientales con un enfoque evangélico e eclesial.

Clemente: Últimamente salió también un Carta Pastoral sobre el medio ambiente. El texto salió hace un año, a ocasión de Cuaresma de 2012. ¿Está en la misma línea?

Gilberto: Lo bonito es que termina con el “Cántico de las Criaturas de san Francisco de Asís, expresión fascinante y contemplativa de la presencia de Dios en toda su creación”. No podría ser más actual, anticipándose a la elección del papa Francisco. El análisis prioriza los problemas ocasionados por los cambios climáticos. Es un texto prudente. La Conferencia de Aparecida más bien relaciona explícitamente lo ambiental con lo social, la contaminación con el saqueo de nuestros recursos naturales. Y lo que no llego entender es que la Carta Pastoral dice que “la tierra no es sujeto de derechos” (art. 38), mientras que la Carta del año 2000 lleva con título “Tierra. Madre Fecunda” y en la última Carta se cita  a san Francisco que exclama: “Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra, la cual nos sostiene y gobierna y produce diversos frutos con coloridas flores y hierbas.”  ¿Acaso tenemos una madre o hermana sin derechos? Aquí falta mayor explicación y contextualización.

Este texto “El Universo, Don de Dios para la Vida. Carta Pastoral sobre Medio Ambiente y Desarrollo Humano en Bolivia“, fue publicada el año pasado en Cuaresma. ¿Qué hemos hecho como cristianos y comunidades eclesiales con estas orientaciones? En la cuaresma actual, ¿en qué medida nos hemos recordado de “nuestro compromiso como Iglesia” (art. 91-100) con el medio ambiente?

Clemente: Y en Oruro, ¿tenemos lecturas propias de los signos y orientaciones  para nuestra realidad?

Gilberto: Me recuerdo las cartas pastorales y reflexiones cuaresmales de nuestros obispos, pero hay sobre todo dos textos que a mí personalmente me han quedado gravados en la memoria: el mensaje del papa Juan Pablo II en el aeropuerto de Oruro (11 de mayo de 1988) y el texto final del proceso largo del Sínodo Diocesano, que concluyó el 8 de junio de 2003, hace diez años. El papa nos habló de la “opción por los pobres” como mensaje para todo Bolivia, pero enfocada desde nuestra realidad orureña campesina y minera. Y el Segundo Sínodo Diocesano nos ha dejado una serie de “normas sinodales, como orientaciones, guías, señales en el camino pastoral” (p.75). Mientras tanto nuestra realidad se ha transformado en muchos aspectos; hay que hacer permanentemente nuevas lecturas de nuestra realidad, pero las orientaciones fundamentales no han perdido su vigencia.

Clemente: ¿Te refieres a los cambios a todo nivel, en el mundo, en el país y en nuestro departamento?

Gilberto: Si, y también, por ejemplo, los cambios recientes en la Iglesia universal, al cónclave y a la elección del papa Francisco. Analizar nuestra realidad es algo que hacemos permanentemente en cursos, seminarios, publicaciones y programas de radio, como por ejemplo en los programas semanales el Radio Pio XII, “Observatorio Ecológico” (lunes, hrs. 15) y “Ver, Juzgar y Actuar” (sábado, hrs. 12). Lo mismo hacen otras radios y organizaciones. No se trata solamente de desafíos y cambios económicos y sociales, sino también culturales, ecológicos, religiosos,…

Clemente: ¿Cómo la iglesia universal está haciendo nuevas lecturas de los signos de nuestro tiempo? ¿En sínodos, documentos, celebraciones,…?

Gilberto: Si. Pero recientemente de una manera mucho más radical. Todo empezó con la decisión de renunciar del papa Benedicto. El había llegado a la conclusión que podría ser mejor para la iglesia que haya otro papa. No creo que debemos decir, como algunos analistas, que él se ha dado cuenta que su enfoque teológico y su modelo de iglesia ya no tiene futuro. Simplemente, en un gesto de desprendimiento,  ha llegado a la conclusión que, tomando en cuenta su edad y estado de salud,  otra persona podría enfrentar mejor los múltiples problemas que se han acumulado a lo largo de los años. Y los cardenales le han seguido en eso. Desde su análisis colectivo llegaron a un perfil diferente de papa para nuestro tiempo, un modelo que ha crecido en nuestro continente y que han visto encarnado lo mejor en uno de los cardenales que ahora es el papa Francisco. Quiere decir que la lectura de los signos de los tiempos, no ha sido hecha directamente por el papa actual, sino por los cardenales que le eligieron.

Clemente: Le han elegido porque le tienen confianza. ¿Cuáles podrían ser las características que les ha convencido de dar su voto para el actual papa Francisco? O con otras palabras: ¿Podemos decir que, tomando en cuenta la realidad de nuestro mundo y de la iglesia, los cardenales le han dicho: “Otra Iglesia es posible. Te confiamos la tarea de construirla.”?

Gilberto: Tal vez es demasiado radical decir eso. La Iglesia será siempre la misma, lo que se quiere es hacerla volver a sus raíces más profundas, renovarla desde su propio ser. Y ya se están visibilizando algunas características: una iglesia para los pobres; una iglesia pobre (con y como los pobres), humilde y austera; una iglesia abierta, con diálogos y encuentros ecuménicos e interreligioso; una iglesia defensora del medio ambiente y la calidad de vida para todos; una iglesia no excluyente, representante de un Dios que siempre perdona y no mantiene rencores. Los cardenales han optado por valorar la experiencia y la sabiduría de los mayores en la iglesia, eligiendo un papa ya de edad, pero amigo de los jóvenes.  Por su puesto, el papa Francisco tiene su historia y sus limitaciones. Se le reprocha que cuando Bolivia y Argentina vivíamos regímenes dictatoriales y que había que defender perseguidos, ha sido demasiado prudente – la prudencia que cuestiona su hermano  Luis Espinal  sj -, y que no estaba dispuesto a arriesgarse el pellejo – como mi hermano Mauricio Lefebvre  omi. Pero todos podemos cambiar o convertirnos. Queda en la memoria la conversión del arzobispo Oscar Romero, a partir de la convivencia con la realidad del pueblo y su iglesia.

Clemente: Una última pregunta. Leyendo los signos de nuestros tiempos, a tu juicio ¿hay algún aspecto que debería enfocar la iglesia, pero que todavía en estos primeros días del papa Francisco no ha sido mencionado?

Gilberto: Se ha despertado tanta esperanza, que uno prefiere no hablar de deficiencias. Hay muchos temas todavía pendientes, tal vez precisamente los más delicados. ¿Qué podría decir? Una palabra que todavía no he escuchado, es “misión, iglesia misionera,”… no en el sentido de “proselitismo”, sino de servicio al mundo. Por los muchos problemas internos, la iglesia puede tener la tendencia o la tentación de encerrarse en si mismo, de limitarse a los que ya están siempre presentes, de tomar una actitud proteccionista hacia su propio rebaño, de quedarse entre los que se consideran puros y buenos. Lo que ha hecho y dicho Jesús va en otra dirección, hacia afuera, no hacia adentro. Pero estoy seguro que pronto vamos a ver y escuchar gestos y voces en este sentido. Los signos de nuestros tiempos lo reclaman.

Clemente Paco

CEPA