PUEBLO URU EN LA HISTORIA DE ORURO, AÑO 2050
En el año 2016 se señalaba que históricamente, el pueblo Uru fueuno de los primeros en habitar el altiplano central, viviendo tradicionalmente en la cuenca hidrográfica del lago Poopo- Uru Uru, desarrollaron una cultura y una economía de subsistencia ligada al medio acuático.
Los Urus tenían la particularidad de vivir en tres comunidades asentadas en las proximidades de las riberas del lago Poopo en el departamento de Oruro – Bolivia. Cada una, por los cambios en la configuración de las unidades político administrativas (UPAs) en las últimas décadas del siglo XX y la consolidación de Unidades Territoriales de las dos primeras décadas del siglo XXI, pasaron a pertenecer: al Municipio de Poopo la comunidad de Puñaca Tinta María, al Municipio de Challapata la comunidad de Vilañeque y al Municipio de Santiago de Huari la comunidad de Llapallapani. Esta dependencia administrativa, a la par que posibilitaba la ejecución de obras y pequeños proyectos generaba también cierto distanciamiento a la hora de tomar decisiones conjuntas, a pesar de ello los lazos histórico – culturales se resistían a desaparecer y se sustentaban en la organización Qut Zuñi – Urus del lago Poopo.
Al reconocerse como una cultura del agua los asentamientos Uru identificaban como su territorio el lago Poopo y su adyacente el lago Uru Uru (formado por un rebalse del primero en 1955). Por décadas éste fue el motivo para ser excluidos del acceso directo a la tierra, siendo relegados a franjas angostas e improductivas. Para principios del siglo XXI la comunidad de Puñaca Tinta María contaba con unas 55 Has. y la población que residía en ella, lo hacía en un mínimo porcentaje y se asentaba tanto en Poopó, Machacamarca, Chullpani. En el caso de Villañeque, la comunidad se encontraba ya desarticulada ocupando también el sector de Garbanzoloma y Wisruri logrando contar con aproximadamente 212hectáreas de terreno, donde se establecieron algunas viviendas y en las que entre los años2014 – 2015 rescatan la estructura originaria. Finalmente la comunidad de LLapallapani, había logrado el saneamiento de cerca de 267Has. En los tres casos, como en la mayoría del altiplano central la extensión de tierras se caracterizaban por estar ubicadas en zonas pobres no muy aptas para la agricultura y pocas para la actividad pecuaria, lo que obligaba a los comunarios a realizar trabajos en las comunidades próximas.
Así como en los años 1.940 – 1.944, 1980 – 1982, 1992 – 1994 la sequía de las aguas, obligo a la población a abandonar sus asentamientos. El peligro de extinción del lago es denunciado en el año 2013 a partir de una pacífica marcha del pueblo Uru hacia la ciudad de La Paz, la sede de gobierno de Bolivia. Sin embargo y a pesar de numerosos estudios e investigaciones a fines del año 2014 se evidencia la muerte de millones de peces y aves. Y a fines del 2015 se confirma la evaporación completa del lago Poopo, considerado el segundo más grande de Bolivia. Ésta gran sequía producto de su ciclo natural como parte del fenómeno del Niño, se agravó por los efectos del cambio climático que incrementó la evaporación de las aguas, sumándose a la colmatación del lecho del lago por acciones antrópicas en la minería y por el exceso de aguas residuales urbanas de más de veinte municipios que originó la pérdida de totorales y algas, peces, crustáceos, aves y un sinfín de flora y fauna endémicos.
Situación que debilitó al máximo la economía de subsistencia de la población Uru en los siguientes quince años; forzándola a la migración definitiva y al subempleo, ya que incrementaron y profundizaron sus actividades en trabajos ocasionales en condiciones vulnerables, en construcción, en actividades pesqueras en el lago Uru Uru(antes de que también perdiera sus aguas), en el comercio informal, en el pastoreo de ganado, en algunos casos alquilaron tierras y ofertaron su fuerza de trabajo. Obligados por las circunstancias y a pesar de contar con un marco constitucional y legal apropiado para su defensa como pueblo en peligro de extinción, dejaron pasar la oferta de pequeños proyectos productivos desde las instancias departamentales, al no contar con terrenos suficientes y frente a la inexistencia de tierras fiscales en el altiplano y a la intransigencia de las autoridades para permitir el uso de tierras de dominio público en el lecho del lago como lo hacían sus vecinos aymaras con quienes sostuvieron largas disputas. Los pobladores Uru vivieron un serio drama económico y social, ya que al perderse definitivamente las aguas del lago se vieron privados de su principal sustento de supervivencia, algunos recurrieron a la demanda de dotación de tierras en zonas alejadas de tierras bajas y en difíciles condiciones apostaron por la supervivencia de sus familias dejando en la extinción su cultura. Otros en tanto vieron el otrora lago Poopo convertirse en un desierto de tierra salitrosa (destinado a transformarse en un salar)que contenía en su interior ingentes cantidades de metales pesados que eran esparcidos por los vientos, afectando a todo el entorno, haciendo que tanto aguas como suelos quedarán improductivos.
Si bien este panorama ya no es extraño por la situación en la que se encuentra todo el planeta, ahora nos preguntamos si hubiese sido posible evitar la desaparición de tantas especies y la desarticulación de una cultura tan emblemática para el ahora despoblado departamento de Oruro, de la que sólo ha quedado vestigios en los museos locales.
Ésta es la historia llevada a la ficción extrema, no cabe duda que los más vulnerables tendrán que adaptarse o perecer, ya que “la geotransformación ha comenzado. El planeta Tierra está inmerso en un cambio insólito, por lo acelerado que, de una manera o de otra, con efectos diferentes aquí o allá, llega a todos los lugares. “A mediados de siglo las evidencias del cambio climático, en aspectos que ahora pueden no ser aún muy visibles, serán incontestables”, dice el experto Manuel de Castro catedrático de Física de la Tierra de la Universidad de Castilla-La Mancha. Muchos países no tendrán capacidad económica para poner en marcha medidas de adaptación que eviten los impactos más adversos”.
“Las temperaturas seguirán aumentando y, hacia 2050, la media global será entre uno y dos grados más alta que ahora, dependiendo de cuántos gases de efecto invernadero se emitan. “Y eso es mucho: hay que tener en cuenta que se ha fijado, el límite de dos grados de aumento, aproximadamente, desde la época preindustrial, como máximo a no superar para evitar las peores consecuencias, y a mediados de siglo estaremos muy cerca o ya en esos dos grados”, (…) no es que la Tierra no haya sufrido cambios climáticos en el pasado; al contrario, han sido abundantes, pero no hay registro de ninguno tan rápido como el actual. La gran novedad, además, es que en esta ocasión se debe a la actividad humana”.
Con la esperanza de que esto no ocurra …
Ruth Carol Rocha Grimoldi
Unidad de Culturas – CEPA