UNA NUEVA ECOLOGÍA PANDÉMICA
Entre la reproducción de la vida y la reproducción del capital
En contextos y coyuntura socio sanitaria actual, definitivamente la pandemia COVID 19, es un síntoma de un sistema que diseña un tipo de sociedad y un tipo de economía de matiz colonial e invasión, que de alguna forma nuestros pueblos, ya la vivieron y asumieron hace 500 años atrás. Esta invasión viene acompañada de enfermedades infecciosas las cuales no han parado. Se ha comprobado que alrededor de 300 de estas enfermedades han penetrado en las poblaciones particularmente del Amazonas para convertirse en epidemias, lo que significa que ha traído graves consecuencias para los pueblos indígenas. Entre ellos, la violación a sus derechos, el deterioro de sus ecosistemas, la carencia de alimentos, todo lo cual afecta a la rreproducción familiar y social de estas poblaciones.
Este deterioro entre poblaciones originarias e indígenas, es el fin y el interés de grupos hegemónicos con intereses mercantiles, que tienen la ilusión de que la naturaleza y las personas son objetos que pueden ser manipulados, y fácilmente ser utilizados para incrementar su capital financiero. De manera que la actual pandemia de la COVID 19, les resulta un escenario fértil para sus intereses, principalmente para la industria farmacéutica y para las compañías productoras de semillas transgénicas (Bayer y Monsanto), y también para los gigantes de la tecnología digital. Por ello, es que las políticas de salud pública y salubridad en muchos países, subalternizan las prácticas curativas y preventivas de los pueblos originarios e indígenas porque por encima de ello están las ganancias de las grandes corporaciones que comercializan medicamentos; por ello también, el escenario de la COVID 19 es apto para consolidar el uso de las semillas transgénicas y reproducir el capital de las agroindustrias e incrementar el consumo de la comida falsa (comida chatarra) pretexto de la crisis y recesión económica post-COVID 19; no quedan lejos las pretensiones financieras de las compañías de comunicación digital (internet, redes sociales) para incrementar sus ganancias en tiempos de pandemia, cuando se introduce de manera controlada, el uso de la tecnología digitalizada para la educación escolar y superior.
Para consolidar estas intenciones, estos bloques han creado una ecología pandémica, a través del manejo y el control de una economía de libre comercio, es decir de un comercio sin regulaciones, que induce a la ganancia de dinero sin límites. Esto empuja a la expulsión de familias de agricultores a la ciudad, y en la ciudad se crea una pandemia del desempleo, una pandemia del hambre porque hay hombres y mujeres que trabajan solo para alimentarse. De manera que nos encontramos frente a múltiples pandemias que degradan la vida humana, creadas por visiones totalmente distópicas y guiadas por el factor dinero, y por el control a la Naturaleza (recursos naturales) y al hombre. Entonces, lo que está en riesgo es la Tierra y la Humanidad. Por un lado, están los grupos de la acumulación del capital, de sus fondos de manejo de activos, con toda su maquinaria anti-vida que quieren infundir miedo y temor. El virus de la pandemia es muy pequeño frente al “virus” del miedo y temor que éstos grupos de poder mercantil infunden al pueblo.
Por otro lado, están aquellas visiones que sostienen que el hombre es parte intrínseca de la Naturaleza, y que está para defender y continuar con la vida en la tierra. En la que la relación hombre-naturaleza es una relación simbiótica, es una relación sagrada con la Mama Pacha. Su interés está en sembrar semillas de vida, semillas de solidaridad, por ello es necesario volver a “lo nuestro” a alimentarnos de energías propias, de nuestros alimentos sanos, limpios, volver a restaurar nuestras relaciones solidarias, reciprocas, comunitarias, que nos llevarán al vivir bien. El paradigma de esos grupos de poder, nos ha está matando desde hace mucho tiempo atrás, por ello volver a lo nuestro es fundamental para nuestra existencia, no es un volver en tiempo y espacio, es un volver existencial en nosotros mismos.
El bienestar físico y emocional de uno, no se consolida con el desgaste del otro. Inyectaremos la esperanza, la vida, y sobre todo la resistencia ante nuevas adversidades colectivas.
Ruth Vilches Torrejón
Unidad de Culturas – CEPA