Nº35: Riesgos y daños socio ambientales en Oruro, 13-04-11

RIESGOS Y DAÑOS  SOCIO AMBIENTALES EN ORURO

Norma Mollo: El accidente nuclear en Japón está dando lecciones al mundo. Debemos reflexionar y tomar decisiones, para que nunca más sea posible esta clase de desastres. ¿Hay también una lección para nosotros, para Oruro?

Gilberto Pauwels (CEPA): Creo que este accidente nos recuerda sobre todo dos cosas. Primero, que contaminación no es solamente lo que vemos,  olemos, saboreamos, escuchamos…  La contaminación más amenazante es la que no se ve, no se percibe, como la radiación nuclear. Poco podemos hacer frente a un peligro que no podemos observar, solo podemos confiar en detectores y escaparnos de las fuentes de contaminación.

En este sentido, en nuestro caso, como región minera, estamos muy vulnerables a los metales pesados que pueden estar presentes en el agua y en nuestra alimentación. No nos damos cuenta de  que lo ingerimos y acumulamos en nuestros cuerpos y órganos, puede dañar nuestra salud. Es obligación de todos y sobre todo de las autoridades ser vigilantes al respecto.

La segunda lección para nosotros es que el cuidado del medio ambiente tiene que ver con no tomar riesgos demasiado grandes. El mundo se está dando cuenta que estamos tomando un rumbo demasiado riesgoso. Producimos energía, no por el camino más seguro, sino con la tecnología económicamente más conveniente, aceptando riesgos que pueden tener consecuencias nefastas.

Norma: ¿Consideras que también en Oruro estamos tomando riesgos demasiado grandes en lo que hacemos y producimos? Sabemos que existen personas dispuestas a arriesgar su propia vida a veces para poco. Es difícil prohibir eso. Pero, a nivel de la sociedad, ¿estamos permitiendo situaciones demasiado riesgosas?

Gilberto: Desde que se inició la explotación del oro en Oruro con la utilización del cianuro, como CEPA hemos dicho siempre que lo consideramos una tecnología demasiado riesgosa, no solo por la salud de los mismos trabajadores que deben manejar este producto, sino también por toda la población debido a los metales pesados que se liberan en el medio ambiente y por los pasivos envenenados que quedarán después por muchas décadas. Además observamos los destrozos irreparables que provocan el sistema “open-pit” a la naturaleza y las cantidades enormes de agua dulce que se gastan.

Actualmente toda Europa y otras regiones del planeta prohíben la utilización de cianuro en operaciones mineras y exigen que se utilicen tecnologías más seguras. Y nosotros, supuestamente los campeones en la protección de la Madre Tierra, seguimos con lo mismo, como si fuera que las vidas de los orureños y de nuestras futuras generaciones valen menos que en otras partes del mundo. Utilizamos el cianuro inclusive dentro del radio urbano de la ciudad de Oruro. Ha habido en el mundo grandes envenenamientos de aguas y ríos, que se extendieron por centenares de kilómetros, pero todavía no todos hemos sacado la conclusión de que se trata de una tecnología demasiado riesgosa. Ojalá que no tengamos que sufrir desastres más grandes todavía en el mundo, antes de que se nos abran los ojos, igual como en Japón.

Norma: ¿Podrías dar un ejemplo concreto de un riesgo que se puede considerar como grande y que necesita un seguimiento riguroso?

Gilberto: Mira, como íbamos hablar hoy sobre los riesgos ambientales, he traído aquí un texto que como CEPA hemos entregado a los ejecutivos máximos de la empresa Inti Raymi, ya en el año 2005, cuando iniciaron la explotación de la mina Kori Chaca, en Iroco. La entrega se hizo en el obispado, como expresión de la preocupación de la Iglesia para el medio ambiente y la suerte de la ciudad de Oruro.  Eran 23 preguntas  y preocupaciones, recogidas de la población. Nunca hemos recibido una respuesta, pero esperamos que en algo lo habrán tomado en cuenta y que de esta manera hemos contribuido en algo a la prevención. Una de las inquietudes expresadas (no. 12) se refiere a los cambios climáticos y dice la siguiente: “La empresa dice que la infraestructura de Kori Chaca está calculada para soportar las mayores lluvias de los últimos cien años. ¿En qué consisten estas medidas extraordinarias? ¿Son suficientes para asegurar que nunca habrá daño a una ciudad creciente y a la cuenca del lago Poopó? No se trata de un especie de “bomba de tiempo” que no nos dañará si tenemos la “suerte” de que nunca nos venga algún fenómeno natural (o acto terrorista) extraordinario?”. Espero que la empresa siga cumpliendo los compromisos de la licencia ambiental, también después de las recientes ampliaciones de sus operaciones.

Norma: Quiere decir que también la minería debe tomar en cuenta los cambios climáticos, que las exigencias de seguridad deben ser más rigorosas, por la mayor inestabilidad que puede tener el clima en el futuro en nuestra región.

Gilberto: Indudablemente. Se dice que nos pueden llegar tiempos de sequias más prolongadas y severas y que las lluvias pueden ser más intensas y torrenciales. Las explotaciones mineras deben tomar en cuenta estas probabilidades y adaptar sus sistemas de protección y acumulación de desmontes a estas nuevas amenazas. Ya no queremos otra ruptura de diques como lo tuvimos en años anteriores en BAREMSA o que tengamos deslizamientos provocadas por las lluvias de las tierras envenenadas de los desmontes, que son nuevos cerros que se están construyendo. Y no debemos contentarnos fácilmente con promesas. Muchos orureños deben recordarse la promesa de que los tajos del Kori Kollo llenados con agua, iban a convertirse en lugares turísticos, alrededor de lagos, llenos de peces. ¿Podemos ahora disfrutar de estos lugares y comer del pescado?

Norma: La mayoría de los desastres ecológicos parecen ser consecuencia de haber tomado riesgos demasiado grandes. Es una responsabilidad muy grande para las empresas.

Gilberto: Si, y también para las autoridades competentes. Son ellas que otorgan y renuevan las licencias ambientales y que deben exigir el cumplimiento de las normas y de las condiciones expresadas en la licencia. Y hay más. También tendrían que poder imponer medidas de seguridad suplementarias, en circunstancias imprevistas, -como los cambios climáticos,- en caso de que ciertas operaciones mineras pueden convertirse en riesgos demasiado peligrosos. Cuidar el medio ambiente es un trabajo de emergencia permanente.

Norma Mollo