Nº50: Gilberto Pauwels, 50/40 años Norte – Sur, 24-9-14

Gilberto Pauwels, 50/40 años NORTE –  SUR

Agosto 1964  fue para Gilbert Pauwels un mes de grandes cambios. Durante seis años, todos los días había ido en bicicleta al colegio de la ciudad de Ieper, desde Geluveld, su pueblito natal a siete kilómetros de distancia. En aquel año terminó sus estudios secundarios y dejó de ser dirigente del movimiento estudiantil en el colegio y del movimiento juvenil parroquial. Se fue al noviciado de los Misioneros Oblatos (OMI); hace 50 años.

Diez años después, en agosto 1974, los cambios fueron mayores. Desde Bélgica se vino a Bolivia, a Oruro. Durante diez años se había preparado, estudiando filosofía, ciencias religiosas y morales, teología de la misión, antropología social y cultural. Había escrito una tesis sobre la vivencia religiosa Aymara y una tesina sobre los Chipayas, a base de literatura, sin haberse encontrado todavía con ninguno de ellos. Actualmente, el encuentro vivencial y la convivencia con el mundo andino ya tiene una duración de 40 años. Y sigue. Gilberto es migrante en Oruro 40 años, ya desde más de dos generaciones.

Después de un estudio etno-histórico y antropológico amplio de la región de Jach’a Carangas, enfocado sobre todo en la marka de Turco, fue co-fundador del Centro Diocesano de Pastoral Social (CEDIPAS) y lo  dirigió durante casi 20 años. Fue co-fundador y es director del Centro de Ecología y Pueblos Andino (CEPA), iniciativa de los Misioneros Oblatos, que igualmente, al año, el 8 de diciembre de 2015, va a celebrar sus 20 años de servicio al pueblo orureño.

En estas cuatro décadas, Gilberto no perdió el contacto con su tierra natal. Es precisamente por eso, por los 50/40 años, que en estos días su familia, su ex-parroquia Santa Margarita y el municipio de Zonnebeke (al cual ahora pertenece la sub alcaldía de Geluveld), han querido exaltar el nexo que de esta manera  ha crecido entre Bélgica y Bolivia.

El alcalde y el consejo municipal, en coordinación con la parroquia,  decidieron  nombrar, por sus méritos en el  trabajo en Bolivia, a Gilbert Pauwels como cuarto “ciudadano de honor” en la historia del municipio de  Zonnebeke.  El anterior nombrado fue el ex-rector de la Universidad Católica de Loviana, Marc Vervenne, oriundo también del mismo pueblito de Geluveld (con apenas 1500 habitantes).

El acto de la entrega se realizó en el templo mismo de la parroquia Santa Margarita, bajo la responsabilidad del concejal de relaciones internacionales y desarrollo, Luc Hoflack, y con la participación de los concejales del municipio; los miembros del grupo municipal de trabajo Norte-Sur; el diácono encargado de la parroquia, Lode Caes; las familiares de Gilberto  – que aprovecharon el evento para celebrar una fiesta de encuentro familiar -, y muchos amigos de la región y de organizaciones vinculados al trabajo de CEPA y de los Oblatos en Bolivia. El Coro Solidaridad “Vamos Pra Lutar” acompañó todo el evento con canciones alusivas a la lucha por de justicia y la defensa de la madre tierra.

Chris Dutry, co-fundador del CEPA, explicó a los presentes, el origen, la historia y las realizaciones de la institución. Así también Daan Janssens reveló los aportes que han tenido Gilberto y el CEPA en la fundación y el funcionamiento de CATAPA, organización dedicada al apoyo de voluntarios jóvenes desde Gante para la problemática socio ambiental en el Sur. Ahora CEPA tiene a CATAPA como su aliado en el Norte.

Después de la entrega oficial, Gilberto agradeció a todos los participantes por su presencia.  Recordó sobre todo los primeros 18 años que había vivido en Geluveld, que es el tiempo el que se colocaron los fundamentos de su opción de vida y en que crecieron las raíces más profundos de su compromiso.

En la homilía durante la Eucaristía con la cual concluyó el acto,  Gilberto enfatizó la importancia que había tenido en las diferentes etapas de su vida,-  desde su bautismo hasta el envío a la misión, – el espacio donde estaban reunidos para el acto: la iglesia parroquial. Pero al mismo tiempo recordó la experiencia que nos comparte la Iglesia de América del Sur. Las comunidades andinas nos recuerdan que Dios, estando en todas partes, tiene sus lugares preferidos. Dios está, intensamente, en y con  los pobres, en los excluidos y los humillados, en la naturaleza maltratada. Con ellos sufre y nos llama a la solidaridad, el compromiso, el respeto, la justicia y la paz.

El evento fue calificado como una linda experiencia Norte –  Sur. Fue la confirmación de lazos interculturales ya intensos de apoyo, intercambio y acompañamiento, a base de contactos personales o mediante canales establecidos.