Diversidad religiosa en una sociedad cambiante, 12-08-11

DIVERSIDAD RELIGIOSA EN UNA SOCIEDAD CAMBIANTE

Alicia: Uno de los fenómenos remarcables en nuestra sociedad, es que la diversidad religiosa es cada vez más grande. Hay personas y grupos que se dirigen a lo que consideran su Dios o lo divino o sagrado de muchas maneras, a veces bastante extravagantes.  ¿Cómo se puede explicar esta diversidad creciente?

Gilberto: Si. Esta diversidad está creciendo en todo el mundo y concretamente también en nuestro departamento. Ya entre los que se identifican como seguidores de Cristo, hay muchas diferencias, sobre todo entre y en las iglesias evangélicas. En la actitud frente a las expresiones religiosas andinas, la política, la naturaleza, la problemática económica y social, la salud y la muerte, etc… sobre cualquier tema humana, se puede encontrar las posiciones más diversas. Y de alguna manera constatamos lo mismo en la iglesia católica; existe una riqueza muy grande de expresiones y compromisos como resultado de su larga historia en situaciones particulares y entre tantos pueblos con culturas propias. Este no debe asustarnos. La iglesia se puede comparar con un florero con flores de toda clase de colores, formas y tamaños. Es parte de su identidad eclesial. Formamos un solo cuerpo con, por ejemplo, los ojos que son tan diferentes de los pies, pero se necesitan mutuamente. Lo importante es no excluir a nadie por resaltar uno o otro aspecto del mensaje del Evangelio o por acentuar uno u otro valor humano.

Alicia: Además existen una serie de convicciones y prácticas que no son de origen cristiano y que aparentemente están ganando mayor aceptación e influencia. Algunas pertenecen a los pueblos originarios. Otras llegaron después del cristianismo, de las cuales la mayoría han sido importadas recientemente.

Gilberto: Efectivamente. La vivencia religiosa en el mundo finalmente es todo un jardín. Sabemos que la historia y las experiencias religiosas de los pueblos andinos son únicas en el mundo. Su búsqueda y sus encuentros con el mundo divino son de una riqueza extraordinaria y están muy ligados a los acontecimientos de la vida diaria.

Pero, por el otro lado, el mundo andino nunca ha sido un recinto cerrado. Aprovechando la gran diversidad ecológica del continente, han sido pueblos que siempre llevaron y trajeron rasgos culturales y toda clase de productos por todas partes. Es además una herencia de la política poblacional en el reino de los Incas, caracterizada por toda clase de intercambios y migraciones. Pero sí, es verdad que la globalización ha intensificado estos procesos de cambio y diversificación.

Actualmente son tan fuertes las transformaciones, que se habla de una crisis. Muchos investigadores, políticos y dirigentes indican que la crisis en la iglesia católica se debe a equivocaciones y debilidades históricas y actuales y a la falta de fidelidad a su misión y al mensaje del Evangelio. En parte tienen razón. Pero también es verdad que se trata de un proceso generalizado en  el mundo y en muchas agrupaciones religiosas. Lo que pasa es que se está buscando un nuevo papel para las religiones en las sociedades cambiantes.

Alicia: ¿Cuál podría ser este nuevo papel? ¿Dónde se está buscando? y ¿Quiénes están trabajando en eso?

Gilberto: Sabemos muy poco de eso. Son iniciativas muy de base. Aquí tengo que confesar una doble decepción. Los investigadores y los trabajadores sociales muchas veces no se dan cuenta de la importancia de las prácticas y convicciones religiosas, de ritos y mitos en las comunidades y grupos con quienes trabajan. Tal vez es por estar encerrados ellos mismos en su propio mundo a veces bastante secularizado, que subestiman los efectos y el impacto que puede tener la dimensión religiosa en procesos de liberación y de desarrollo. No se puede entender lo que es “identidad étnica”; “interculturalidad”; “descolonización”; “vivir bien”; producción endógena”; “plurinacionalidad”; “madre tierra”, … en el mundo originario y la sociedad actual, sin hacer referencia a las religiones.

Y mi decepción va, en segundo lugar, a las iglesias. Parecen tan preocupadas de su propia sobrevivencia o crecimiento, que olvidan reflexionar sobre el rol que juegan y pueden jugar en la sociedad. Se comportan como víctimas de lo que les viene de afuera, en vez de ser protagonistas de los procesos de cambios que vive la sociedad. Parecen querer olvidar los aportes históricos que han tenido. Están más preocupadas en justificar las fallas del pasado que en colocarlas en su contexto histórico, reconocerlas, corregirlas y liberarse de ellas.

Alicia: Si entiendo bien, en tu opinión, lo que falta es investigación y reflexión sobre el papel de los grupos religiosos en la sociedad y sobre la manera que interactúan entre ellos.

Gilberto: Si, pero a condición que no se queda a nivel académico y teórico. El punto de partida debe ser la vivencia concreta y cotidiana del pueblo y la finalidad debe ser: conocer para transformar. Para las religiones este cambio significa: convencer en vez de imponer; menos poder y más autoridad moral; más servicio; más acompañar y orientar que obligar y prohibir. Menos miedo y más confianza.

Alicia: Actualmente se dice que la influencia de las iglesias y los líderes religiosos se está debilitando en la sociedad. Las decisiones vitales se toman y se ejecutan en otras partes. En la Iglesia decimos que está creciendo la brecha entre fe y vida,…

Gilberto: Si y no. Mi pregunta inicial siempre es: ¿A base de qué las personas, familias, comunidades, toman decisiones? Si somos sinceros debemos reconocer que para mucha gente no es únicamente a base de criterios técnicos, económicos o políticos, sino que las decisiones están muy influenciadas por las relaciones con “poderes sobrenaturales” digamos, que prometen beneficios, amenazan con castigos, alertan sobre peligros o crean oportunidades.

Los “mensajes” se presentan mediante señales en la naturaleza o la vida social, por consejos de líderes religiosos, revelaciones, ritos, mitos, oraciones, creencias, sueños, etc,… Si estos fenómenos son las bases reales de muchas decisiones, a veces de vital importancia, se deben tomar en cuenta muy seriamente. Si ignoramos estas realidades, en vano vamos a elaborar una serie de políticas públicas, estrategias y recomendaciones técnicas para promover el desarrollo o, -como se dice actualmente-, para construir el “vivir bien”.

Alicia: Y la diversidad, la división en tantos grupos,   ¿favorece o es un obstáculo para eso?

Gilberto: La diversidad es un hecho y un derecho. El desafío está en trabajar juntos, a partir de la diversidad cultural y religiosa existente,  para enfrentar los grandes problemas de la sociedad.

Alicia Cuiza Churqui
Unidad de Formación y Comunicación – CEPA