Nº1005: ¿Cuál lago, y el agua?, 20-6-17

¿Cuál lago, y el agua?

El pasado 8 de junio se cumplieron 17 años de la vigencia de la ley N° 2097, promulgada por el gobierno de Hugo Banzer en el año 2000; cuyo contenido expresado en dos artículos estaba destinado a:

 

1. Declarar patrimonio nacional y reserva ecológica de Oruro y de Bolivia al lago Poopó de la Provincia Poopó del Departamento de Oruro.
2. Autorizar al Poder Ejecutivo destinar recursos del Tesoro General de la Nación y buscar cooperación económica Internacional para la conservación y rehabilitación del lago Poopó.

¿Qué pasó después?

Entre las cosas más resaltantes el año 2002 se declara sitio RAMSAR a los lagos Poopo y Uru Uru y el área que se extiende aproximadamente en un millón de hectáreas, eso quiere decir que estamos hablando de una extensión que abarca varias jurisdicciones municipales y provinciales (Provincia Cercado – M. Oruro, M. Caracollo, M. El Choro; Provincia Pantaleón Dalence – M. Machacamarca, Huanuni; Poopo – M. Poopó, M. Pazña, M. Antequera; Provincia Eduardo Abaroa – M. Challapata, Pagador – M. Santiago de Huari; Ladislao Cabrera – M. Pampa Aullagas, Santuario de Quillacas; Sur Carangas M. Santiago de Andamarca (Orinoca), Belén de Andamarca, Provincia Saucari – M. Toledo, Provincia Carangas – M. Corque). Al parecer ninguna de sus autoridades, en ninguna gestión se dieron cuenta que tenían alguna responsabilidad sobre la conservación del lago como tal, no sólo porque era parte del paisaje, sino que era la fuente de humedad de la región que establecía un cierto equilibrio para evitar la desertización, la salinización, las tormentas de arena, y aseguraba la presencia de una diversidad de especies vivas entre plantas, animales y seres humanos.

El 2010 se consolida el Programa de la Cuenca Poopo con un financiamiento aproximado de 14.000.000 millones de euros a través de un Convenio logrado con la Comunidad Económica Europea, cuyos resultados han quedado irrelevantes ante la magnitud de la tragedia. Se sabe de pequeños proyectos como servicios higiénicos que el viento ha destruido, talleres artesanales abandonados por la migración, botaderos y de un Plan Director de la Cuenca Poopo cuyos recursos tan esperados por las autoridades de la gobernación de Oruro, se difuminan bajo un Plan nacional de cuencas.

En el año 2013, a la par que las comunidades Uru marchaban hacia la sede de gobierno reclamando el reconocimiento del lago como su espacio territorial y denunciando el peligro en el que se encontraba; el Programa Humedales Altoandinos Secretariado de las Américas, Bird Life International señalaba “los humedales altoandinos son ecosistemas frágiles de la puna desértica. Su conservación es crucial para 36 especies de aves acuáticas residentes y migratorias que encuentran en ellos refugio durante todo el año” (…) “la identificación de las principales amenazas que afectan a estos humedales: el cambio climático, la actividad minera no regulada, el avance de la frontera agrícola y la retracción del humedal. Adicionalmente se identificaron y evaluaron los servicios ecosistémicos que ofrecen. Se plantea un Plan de Acción para dar viabilidad a la gestión del Sitio Ramsar”.

Hay una diversidad de estudios y de planes que señalaban ya el futuro del lago, incluso antes, en 1996 se tenía los informes del Proyecto Piloto Oruro (Wesdish Geological AB) propiciado por el Ministerio de Desarrollo Sostenible y Medio Ambiente que ya preveía la actual situación de la región, siendo notable todo un capítulo en el que establece las condiciones de vida de las poblaciones Uru. Habitantes del lago Poopo. El Ministerio de Medio Ambiente y Agua a través de su Viceministerio de Medio Ambiente, Biodiversidad cambios Climáticos y de Gestión de Desarrollo Forestal da a conocer el siguiente cuadro:

Es decir que las instancias competentes, conocen que el Lago Poopo era una reserva ecológica y que no se tuvo la capacidad de prevenir la tragedia. Ni antes, ni después no parecen vislumbrarse políticas de Estado serias que den seguridad a la población y al medio ambiente, a pesar de haber promocionado la Ley N° 071 derechos de la Madre Tierra (2010) y/o la Ley N° 300 “Ley Marco de la Madre Tierra y Desarrollo Integral para vivir bien” (2012)que plantean no sólo la “Garantía de Restauración de la Madre Tierra. El Estado Plurinacional de Bolivia y cualquier persona individual, colectiva o comunitaria que ocasione daños de forma accidental o premeditada a los componentes, zonas y sistemas de vida de la Madre Tierra, está obligada a realizar una integral y efectiva restauración o rehabilitación de la funcionalidad de los mismos, de manera que se aproximen a las condiciones preexistentes al daño, independientemente de otras responsabilidades que puedan determinarse”.(Art. 4 numeral 5 y siguientes)sino que además plantea “desarrollar políticas para el cuidado y protección de las cabeceras de cuenca, fuentes de agua, reservorios y otras, que se encuentran afectados por el cambio climático, la ampliación de la frontera agrícola o los asentamientos humanos no planificados y otros”.

¿Cuál lago?

Si bien tenemos un marco jurídico favorable, desde la CPE. La desaparición del lago es un episodio anunciado y repetido por la naturaleza. Para aquellos que nunca pensamos en el lago Poopo, más allá de verlo como una mancha azul en el centro de mapa del Oruro. Llegar a sus orillas, por el paso que va de Callipampa a la zona de pesca del pueblo Uru o por la comunidad de Llapallapani, es llegar a las orillas de un salar y preguntarnos ¿cuál lago? ¿realmente hubo un lago? A lo que el pueblo Uru, responde que sí y espera su regreso. El lago fue siempre su territorio, sea en época seca, de frio o en época de lluvia, esta cultura “llamada milenaria” logró históricamente sobrevivir a las “desapariciones del agua”. Sin embargo, al ser una cultura nómada y de ocupación temporal de los espacios lacustres, fue perdiendo sus espacios por las inundaciones y las sequías, aspectos que propiciaron la ocupación de otros pueblos de su territorio. El lago Poopo, aún existe, tal vez en una extensión menor, pero allá está. Esperando la aplicación de las leyes y de los recursos.

Ruth Carol Rocha Grimoldi
Unidad de Culturas – CEPA