Mons. Romero y el P. Luis Espinal, 23-03-11

MONS. ROMERO Y  EL P.  LUIS ESPINAL


La entrega  evangélica  radical  de ambos a favor de su pueblo  unió  sus vidas en un mismo ideal  liberador  y la  sangre del martirio los hermanó  en un memorial de eternidad.   El mismo día  en que  enterrábamos a  Lucho en  hombros y en  olor a multitudes en La Paz,  asesinaban en El Salvador a Mons. Romero..Ambos  quedarán  para siempre unidos en el registro glorioso  de los mártires.

 

No deja de sorprender que no solamente los hermanó  la sangre del martirio:  fueron similares  las causas que  motivaron  sus muertes,  las tenebrosas  motivaciones de sus asesinos  y los  objetivos criminales  de los Gobiernos  de  turno…  Por otro lado, si se los analiza desde el punto de vista psicológico, percibimos, claramente, que eran  dos almas  gemelas: ambos tímidos y sin embargo, valientes hasta la temeridad; ambos humildes, y, sin embargodesafiantes frente  a los poderes opresores constituidos;  ambos alejados de todo compromiso  político-partidista,  y sin embargo, acusados de rojos y comunistas ; ambos buscando siempre la cercanía, el servicio y la liberación de su pueblo, y,   sin embargo, tratados  de  subversores,  de traidores, de  vende-patrias; Místicos y Profetas los  dos y,  por eso mismo,  ambos canonizados  por su pueblo

 

Podemos ver que  enfrentan  a las amenazas  de  sus vidas con admirable  entereza y valentía. Se muestran dispuestos  a afrontar la  propia muerte  por ser consecuentes con el Evangelio de Jesús y con su compromiso liberador  para  con  propio pueblo:

 

Mons. Romero decía pocos días antes de su martirio:

Esta semana me llega un aviso de que estoy yo en la lista de los que  van a ser eliminados la próxima semana. Pero quede constancia de que la voz de la justicia nadie la podrá matar ya”. “Si me matan resucitaré en el pueblo salvadoreño. Un obispo morirá, pero la Iglesia de Dios, que es el pueblo, no perecerá jamás.”

 

Luís Espinal decía: “Si un día nos toca dar la vida, la daremos con la sencillez de quien cumple una tarea más, sin gestos melodramáticos” “La lucidez con que hemos pensado jugarnos la vida en algún momento, me trae un instante de suprema  serenidad: la vida es para eso, para gastarla por los demás.” “Hemos visto que hay cosas que valen más que la propia vida ¡No será un ideal muy rastrero el morir de senectud, de vejez!!!  ¿No será mejor  morir por algo…? Señor, danos coraje  para lanzarnos a la corriente de la vida, sin prudencias, sin miedo a la muerte  ¡Qué importa adelantarle la fecha!!!!”

 

Pocas horas después de su muerte, encontramos  sobre su escritorio una oración,  (lo último que había escrito). Esa  oración  era, de algún modo, premonitoria  de su propio martirio. Se diría que Lucho intuía su propia inmolación, y, en ese momento, surge en su interior un rechazo frontal ante una muerte que podría otorgarle una hermosa   aureola de triunfo. Él está  decidido a aceptar su propia  muerte,  pero sin ribetes de heroísmo. Él ha aceptado morir  por la causa del pueblo, pero como muere el pueblo….sin alardes… sencillamente…

 

Sin embargo, Espinal, lo mismo que Mons. Romero, no aceptan la huida, la retirada prudente o cobarde: “Si nos toca dar la vida, lo haremos con la sencillez de quien cumple una tarea más, sin gestos melodramáticos…”. ”Somos antorchas que solo tienen razón de ser cuando se queman: es entonces cuando dan luz a los demás”….

P. Gregorio Iriarte o.m.i.