Nº1046: Manzanas verdes

MANZANAS VERDES

¿Manzanita verde te lo ha traído? Te va a dar si no le alcanzas su comida. Risas tímidas acompañan ésta frase. Cuando una es mujer, especialmente con pareja ¿cuántas manzanas verdes lleva marcadas en el cuerpo? Unas veces porque la comida no está a “su” gusto, la wawa llora demasiado o simplemente no quieres, otras a la “buena” cuando la pareja quiere “enseñarte” a jugar, por ejemplo.

“Manzana verde me ha hecho probar, cuando (él) quería, que aprenda a jugar y no he atajado la pelota. “Así se aprende, dice. En los partidos hay que aguantarse. ¿Acaso el otro equipo se va a estar midiendo?”, esa vez verde estaba mi pierna de una patada”.

 “Para que aprendamos a jugar bien. Así nos llevan al partido, por nuestro bien. Así aprendemos a agarrar el balón. A perder el miedo”.

 ¿Será justificación suficiente, enseñar con  hechos, cómo podrán ser en la realidad los golpes? Pedagogía del cuartel diría. ¿Tanto hombres como mujeres han internalizado como normal esta forma de enseñar – aprender? ¿Esta forma de enseñanza que te deja manzanas verdes en el cuerpo o en la cara?

El hecho de “marcar” algo como de mi propiedad va ligado a la inseguridad, ante la posibilidad de perderlo. Los “chupones” en las mujercitas solteras marcadas, señalan que ya tienen dueño; de rojo se colorean a verde o azul morado cuando ya conviven con su caballero o su verdugo. Según los medios de prensa estas marcas se han incrementado en formas: arañazos, mordiscos, cabezazos, patadas, mutilaciones, cortaduras, quemaduras.

Cuáles son los límites en las relaciones interpersonales, especialmente de pareja ¿Cuánto derecho tiene uno o una sobre el cuerpo y la vida del otro o la otra? ¿Y los hijos, dentro de esta concepción que papel tienen, puedo hacer lo que quiero con ellos, ya que son míos?

Cuando las mujeres pensamos que está bien, que alguien nos golpee, nos insulte, nos “bajonee”, ¿no estamos acaso asumiendo que ese es nuestro papel? “Mi marido es”, es la frase lapidaria que autoriza todo y desautoriza a los demás a intervenir, a salvarnos.

Cuando fue un accidente o fue intencional “lo siento, fue sin querer” puede marcar una gran diferencia, entre lo no intencional y la violencia encubierta ¿o no?.  Siendo hombre la frustración, la decepción, el cansancio que siento en la vida cotidiana me lleva a agredir a quien más cerca está, a quién me “ata” con la familia y con las obligaciones: no hace nada, me aburrí de ella, es una sonsa, no la quiero, tengo a alguien mejor. Le gusta que le pegue, porque no dice nada, se deja.

Identificados muchos tipos de violencias, denunciados muchos hechos de violencias, teniendo leyes, castigos, días y marchas en contra, las páginas rojas de la prensa aumentan, y son las que más venden ¿qué es lo que enseñamos?. Hecho el marco jurídico, ¿cómo hacemos para contener  a quien reparte las manzanas verdes y a quien las recibe?. Educación dirán, diálogo, autoestima, todavía al parecer no encontramos cómo ser libres sin dañar a los otros u otras.

Ruth Carol Rocha Grimoldi
Unidad de Culturas – CEPA