Nº18: Empresas responsables, 29-04-08

EMPRESAS RESPONSABLES

“Sabemos que debemos esforzarnos para llevar a cabo nuestras actividades mineras poniendo especial atención en nuestros empleados, el medio ambiente y en las comunidades en las que operamos. Las empresas responsables equilibran la preocupación por las personas, el medio ambiente y la sociedad, sin comprometer las necesidades de generaciones futuras.” (p.1)

De esta manera introduce la empresa multinacional Newmont, la publicación “Ahora y en el futuro 2005. Informe de Sustenibilidad. Inti Raymi Bolivia”. No todas las empresas de Oruro tienen estas mismas intenciones o logran cumplirlas.

¿Cuáles son los mayores logros de la empresa Inti Raymi al respecto? El Gerente General, Humberto Rada, menciona los siguientes: “En 2005, mantuvimos un récord entre las empresas mineras de Bolivia por haber operado durante 21 años sin una huelga sindical. También cumplimos con éxito nuestras promesas a la comunidad de Kori Chaca al superar nuestros objetivos de contratación de indígenas”.(p.2)

Responsabilidad Social Empresarial

Este clase de compromisos y los resultados mencionados forman parte de una corriente de gestión empresarial que viene desde los Estados Unidos y que pretende que las empresas actúen con lo que se llama “Responsabilidad Social Empresarial”. Las grandes empresas se han dado cuenta de que las regiones y poblaciones entre las cuales trabajan ya no son tan sumisas; tienen sus exigencias referentes a las consecuencias para el medio ambiente y la participación en los beneficios que generan sus operaciones. Esta corriente no cuestiona el sistema neoliberal como tal, busca simplemente atender a las personas, la sociedad y el cuidado del medio ambiente, de tal manera que se les permita seguir con sus operaciones lucrativas.

En la coyuntura actual las ganancias son tan grandes, que las empresas tienen las posibilidades y están en condiciones de cumplir las exigencias justas de los trabajadores, las comunidades y la sociedad civil.

El Informe de Sustenibilidad de Inti Raymi tiene como destinatarios principales sus accionistas, mayormente de los Estados Unidos. Este tiene como consecuencia que la evaluación de sus logros toma en cuenta sobre todo las sensibilidades del Norte. Vista desde el contexto boliviano, esta presentación es cuestionable.

Récord minero histórico: dos décadas sin una huelga sindical.

Cuando Inti Raymi escribe y repite que “en 2005, mantuvimos un récord entre las empresas mineras de Bolivia por haber operado durante 21 años sin una huelga sindical” (p.6), pretende hacer creer a sus accionistas que tiene sus trabajadores permanentemente supercontentos con el trato que reciben de parte de la empresa.

Leyendo eso desde el contexto boliviano, uno se pregunta por qué Inti Raymi presenta a su sindicato como el más manso de toda la historia minera boliviana. No lo decimos nosotros, es la misma empresa que lo afirma, y no nos parece correcto. Creemos más bien que los trabajadores están conscientes de que tienen la responsabilidad de operaciones productivas tan peligrosas que por ningún motivo pueden ser abandonadas. Tomando en cuenta esta realidad, el sindicato tendrá sus propias estrategias de lucha (en las cuales resulta difícil entender la actitud negativa hacia organizaciones que defienden la seguridad ambiental y exigen mayor participación local en los beneficios de las empresas). De todos modos, la imagen que pretende dar Newmont a sus accionistas sobre los trabajadores de Inti Raymi, no nos parece la más adecuada.

Indígenas con fuentes de trabajo

Otro aspecto muy sensible en los Estados Unidos es el trato que se da a los pueblos indígenas. Por eso, el otro logro que menciona Inti Raymi es: “para cubrir las necesidades durante el curso del año (2005), contratamos a 108 indígenas del pueblo de Iroco, de las 47 familias indígenas que tradicionalmente (en Iroco) han vivido de la agricultura de subsistencia y la cría de animales.” (p.6 y 11)

De esta manera la empresa Inti Raymi y la transnacional Newmont aceptan que la población de Iroco goza de todos los derechos que la legislación internacional, ratificada por Bolivia, reconoce para los pueblos indígenas, como el Convenio 169 de la OIT y la Declaración de los Derechos Indígenas de la ONU. Eso es sin duda un aspecto positivo para los implicados.

Lo que no menciona el Informe es que Iroco es al mismo tiempo un barrio suburbano en construcción, que en el futuro no va poder vivir solamente de vigilar los residuos que dejarán las operaciones mineras, tomando en cuenta “que (durante el procesamiento en un circuito cerrado) pequeñas cantidades de solución de cianuro de sodio permanecen en las colas luego del procesamiento y pueden afectar el medio ambiente” (p.17), así lo advierte la misma empresa.

Hace un siglo, Iroco era conocido como un lugar donde se cultivaban excelentes hortalizas (P. A. Blanco, 1904). Ahora, para el futuro, quedará entre otras tareas, el gran desafío de limpiar la tierra de las costras salinas, que quedarán en las lagunas de evaporación y infiltración. Por suerte, en Kori Chaca la superficie no es tan grande como las 1000 ha de salares creados en Kori Kollo, donde todavía se debe evaluar si realmente los pastizales han podido ser “regresados a su estado natural”. (p. 20).

Otra tarea será el llenado del tajo abierto (¿con tierra o con agua salada?) que quedará en Iroco como parte del área urbana extensiva de la ciudad. Referente a los tajos abiertos de Kori Kollo, la promesa de la empresa en 2006 fue la siguiente: “Luego de un periodo de estabilización química y física de aproximadamente dos años, el lago de la mina servirá de hábitat para las especies acuáticas y la vida silvestre autóctonas de la zona” (p. 19). Ha llegado el momento para evaluar el cumplimiento de este objetivo.

Es un hecho que, en la minería moderna, el sector de la gestión ambiental genera una gran cantidad de fuentes de trabajo que tienen una mayor duración que el mismo proceso productivo. Este, sin embargo, no será suficiente para solucionar el problema de la “sostenibilidad” en el trabajo de los trabajadores y la población local.

¿Qué futuro productivo se tiene preparado para Iroco y para los “108 indígenas” que temporalmente han sido contratados, como recompensa por poner a la disposición sus tierras? ¿Y para las otras comunidades que también están dentro del área de influencia directa de la mina?

Dos versiones, una realidad

Que haya poco coherencia entre lo que vive el pueblo y soporta la naturaleza y el relato que da la empresa, tiene su razón. Es la consecuencia de un modelo de economía mundial, en la cual las empresas transnacionales recién están aprendiendo a respetar las regiones y poblaciones con las cuales trabajan, con el afán de poder mantenerse vigentes.

Las empresas siguen acumulando deudas sociales y ecológicas con Oruro y Bolivia. ¿Seremos capaces de defender nuestros derechos colectivos?