Nº909: a un mes del desastre natural en el lago Poopó, 19,12,14

A UN MES DEL DESASTRE NATURAL EN EL POOPÓ

Los pesqueros están huérfanos…y el lago sigue nomás su suerte de “lago abandonado”…

Entre el 18 y 19 de noviembre (hace un mes atrás), la zona noroeste del lago Poopó ha sufrido un desastre natural con millones de peces muertos regados a lo largo de las riberas del lago y cientos de aves (parihuanas, patos, huallatas, taracas, chullapis y otras especies) que junto a los peces muertos ofrecían un desolador y desesperante panorama pocas veces visto en el lago.

Oruro y el país se preguntan: ¿Qué pasó en el lago? Aunque las respuestas tardan demasiado en llegar. Mientras tanto las comunidades afectadas por el desastre natural, sufren de forma directa e inmediata las consecuencias de este desastre. Uno de los puntos críticos del hecho negativo ambiental se encuentra cerca de la comunidad de Untavi que cuenta con 4 cooperativas pesqueras (10 de septiembre, Isla de Panza, Villa Concepción y San Nicolás)

Viendo la dimensión de la tragedia ambiental, 30 días es demasiado tiempo para que las instancias de Gobierno Departamental y Municipal (GAMT) expliquen a la población y al país, sobre las causas del fenómeno. Más de un funcionario público (tanto de la Gobernación de Oruro como del municipio de Toledo) podrán aducir que las muestras tanto de suelos como de aguas recogidas en la zona, toman su tiempo en ser analizadas o examinadas y probablemente este extremo sea cierto, pero no se pueden “escudar” en la tardanza de conocer esos resultados para no hacer nada.

Los damnificados de las 5 cooperativas pesqueras que trabajaban en la pesca en esa zona, alcanzan alrededor de 200 personas directamente afectadas. Ellos, junto a sus familias, se preguntan: ¿Ahora qué haremos? Don Abraham Fulguera (pesquero), hace una semana rememoraba junto al Presidente de la CORIDUP (Don Ángel Flores) con mucha congoja en medio de la alfombra de peces muertos: en los años 1992 -1994 nos pasó algo similar, pero no era tanto; en ese entonces, el lago tardó en recuperarse entre 4 y 5 años”. Y se volvía a preguntar: ¿Vamos a esperar nuevamente 4 o 5 años? ¿Entre tanto qué vamos a comer?

Se entiende que quienes sentimos pesar por el desastre, no podemos ni debemos distraernos en conocer a “raja tabla” al culpable de este “silencio” que guardan nuestras autoridades. Una cosa es hacer conocer a la población sobre el desastre a través de “una noticia”; otra muy distinta es explicar al pueblo de Oruro y al país en su conjunto a través de un informe oficial. Por supuesto que no se pretende explicaciones exactas sobre las causas, porque aquello tomará su tiempo. Sin embargo, es tiempo de preguntarle al Gobierno Departamental de Oruro y Gobierno Municipal de Toledo: ¿Cuál es el Plan de Contingencia Social que se aplicará en la zona? ¿Se tratará de algunos paliativos, que paulatinamente nos induzcan al olvido, o se tratará de la aplicación de una política social sustentable y sostenible en el tiempo, que tenga la capacidad de evitar el desbande de comunarios afectados de manera directa, que evite la migración?

Tuvo que ser una desgracia ambiental la que nos haga reflexionar la condición de “SITIO RAMSAR” del lago Poopó.

El 11 de julio de 2002, el Lago Poopó fue adherido como SITIO RAMSAR (humedal de importancia en el mundo). Su extraordinaria extensión y ubicación en tierras alto andinas y la pervivencia de culturas ancestrales como los Urus, le han merecido ser uno de los sitios más bellos del occidente boliviano y de toda la región andina en América Latina.

De aquél tiempo a hoy, ¿cuánta atención le hemos prestado a través de los gobiernos nacionales, departamentales y municipales?; ¿cuánto hemos aportado para que su condición de SITIO RAMSAR sea no solo conservado, sino sea promovido a mayor escala?

Sin embargo, este ecosistema, que regula el clima en toda la región, ha seguido dando de sus entrañas: alimento y sustento a muchas familias de las comunidades aledañas. A pesar del daño ambiental que se le provoca, en una actitud de defensa de la naturaleza, ha seguido aportando sus frutos. A pesar de todo, sigue siendo el emblema de los orureños en particular y los bolivianos en general. No es justo que la desgracia ambiental que hoy sufre, sea solo noticia, No es justo que se haga poco o casi nada y encima se haga conocer la situación del lago a la población, a través de una simple noticia y no a través de un informe oficial.

El desastre del Poopó, desnuda una vez más nuestra incapacidad técnica y tecnológica de conocer con prontitud las causas del desastre.

Los orureños sabemos que en Oruro no hay profesionales toxicólogos que tengan la capacidad de determinar las causas del desastre ambiental. Las aves muertas recogidas de las riberas del lago, no se conoce donde los llevaron o qué harán con ellos. Seguramente acudirán a los laboratorios de las “grandes” universidades de La Paz o Cochabamba, para conocer algo más de lo que ya se sabe. Sin embargo, sería bien que en nuestra universidad pública como es la Universidad Técnica de Oruro (UTO), se implementen equipos cuya tecnología nos permita conocer con mediana prontitud, las causas de los distintos fenómenos naturales que ocurren en nuestro departamento.

Al ver nuestra desgracia, entramos en cuenta que deberíamos invertir más, mucho más, en la formación de recursos humanos. Eso no solo cualificaría a la propia universidad como tal, sino que demostraría, que una región como Oruro, cuyo ecosistema de montaña es frágil, es consciente de las urgencias ambientales que se nos presentan y que se nos presentarán a futuro.

El caso amerita seriedad, y el hablar por cálculo, suposición, u otro tipo de especulación, solo ahondará las dudas en la población.

Las distintas expresiones o por mejor decir especulaciones, – sean estos de personas individuales o de grupo – acerca de la problemática presentada en el lago Poopó, sólo ahondarán las dudas entre la opinión pública de Oruro y el país en su conjunto. Por esta razón, la primera autoridad del departamento de Oruro, debiera pronunciarse respecto del problema, mediante informe oficial, sin que ello quiera decir, que ese pretendido informe sea la expresión de la pura verdad sobre el caso. Por ejemplo, las muestras de lodos, aguas, peces y aves recogidas en la zona, tomarán su tiempo y a su tiempo se dirá por qué razones se dio el desastre ambiental en el lago Poopó.

Lo que no es admisible, es que a un mes del hecho, se guarde “un silencio complice” por parte de las autoridades llamadas por Ley a realizar las aclaraciones pertinentes sobre el tema. Peor aún, si se sabe que existe grupos humanos desamparados por este fenómeno ambiental. Ahora bien, hay que considerar que no estamos frente a una gran catástrofe que requiere el auxilio de países vecinos, ni cosa por el estilo. ¿Acaso no se puede hacer un Plan de Contingencia? ¿Es necesario mantener desamparadas a las comunidades afectadas por tanto tiempo?

Clemente Paco Huanca
Unidad de Justicia Socio Ambiental – CEPA