Nº1044: El origen de la ciudad de Oruro según Fray Martín de Murúa (1616)

EL ORIGEN DE LA CIUDAD DE ORURO SEGÚN FRAY MARTÍN DE MURÚA (1616)

Para conocer la historia de la ciudad de Oruro existen una serie de documentos y crónicas. Una de éstas crónicas, poco conocida y citada es la de Fray Martín de Murúa de la Orden de la Merced que se encontraba en Cusco en 1606. En  el capítulo XXVII de su obra “Historia General del Perú” hace una referencia a las riquezas de la región. En esta época se llegó a creer que competiría con las de la Villa Imperial de Potosí. Este capítulo lleva el llamativo título “De la villa rica de Hururo y su descubrimiento”, el texto pone de manifiesto que el origen de la ciudad de Oruro es el de un asiento minero que pretendía acceder al servicio de la mita y que ya había sido explotado en tiempos del Inca. Sus riquezas fueron “tapadas” por los “indios” que en un intento de protegerlas cubrieron las entradas de estas minas y ocultaron los yacimientos ya trabajados. Una vez iniciada la tarea de explotación por parte de los españoles, estas minas recibieron el nombre de Asiento Minero de San Miguel de Hururo.

El texto contiene una serie de nombres de los primeros mineros y de las primeras autoridades de este Asiento; señala además las minas de San Miguel, Pie de Gallo y San Christóbal como las primeras en las que se inició la explotación de mineral muy rico. Asimismo se refiere al proceso administrativo iniciado frente al Virreynato dando lugar a varias visitas que confirmasen estos descubrimientos, para posteriormente delegar oficialmente a Manuel Castro de Padilla, Oidor de la Audiencia de la Plata quien llegó a la región en agosto de 1606. Satisfecho de lo que encontró en cuanto a riqueza minera procedió a organizar el Cabildo de Oruro y regimiento de dos alcaldes: “alzó horca y cuchillo en nombre de su Majestad”. Por entonces el Asiento Minero de San Miguel  contaba ya con 200 casas y más de 600 hombres casados y solteros, 2000 españoles y multitud de indios. Este crecimiento rápido de su población significo también la presencia de varias órdenes religiosas que recibieron  numerosas cuadras y solareos para la construcción de conventos y parroquias poblando la villa que fue denominada  de “San Felipe de Austria”, en el día de Todos los Santos el 1 de Noviembre de 1606.

El crecimiento de sus minas, significativo para la época puso a Oruro en competencia con Potosí, dado que se fundó con serias expectativas de parte de los mineros asentados.

Gilberto Pauwels OMI

Carol Rocha Grimoldi

Archivo Documental “Gilberto Pauwels”

CEPA Oruro

 

 FRAY MARTÍN DE MURÚA

HISTORIA GENERAL DEL PERÚ, 1616

Capítulo XXVI – XXVII

 “…En su distrito (del collao), habrá cuatro años, se han descubierto unas riquísimas minas de plata, tal cuales en breve han dado de sí mucha abundancia de barras. Se ha poblado en ellas una villa llamada Hururo, de quien se tiene grandísimas esperanzas que a de ir muy adelante, y que será negocio de una prosperidad notable, y el día que se les repartieses indios, para su labor sería sin número el metal que se beneficiaría, porque el que ahora se saca y labra, como son los indios a mucha costa, es poco y de mucho valor, y se deja el que es de menos valor, aunque es mucho en cantidad(…)”

 De la villa rica de Hururo y de su descubrimiento

 Este asiento y villa de Hururo es otro nuevo Potosí,  así en grandeza de edificio, gente y bastimento, como de riqueza, donde, en tiempo del virrey don Francisco de Toledo, se labró una mina de fundición llamada San Miguel, aunque después se despobló, que sólo quedaron allí en las fundiciones, y labrando estas minas, Sebastián Márquez  y su yerno Diego de Alemán, hasta el año de mil y seiscientos y tres, que Francisco de Medrano y Diego de Medrano y Juan Medrano, hermanos que residían en las minas de Sicasica, fueron a aquel asiento de San Miguel de Hururo, que así se llamaba, a catear los cerros, que son siete, asidos unos con otros que hacen una isla, por noticia que tenían de que había en aquellos cerros minas antiguas, labradas por los indios en tiempo de Ynga. Así  descubrieron grandes montes y tierras que por azogue se beneficiaba, y asimismo descubrieron muchas vetas tapadas a mano de los indios, que destapándolas se hallaron pozos a sesenta estados y a menos, llenos de tierra ricas con que las tapaban, y así publicaron estas riquezas.

 Era en esta sazón Corregidor de aquella provincia de Paria don Polo Ondegardo y dentro de un mes, le sucedió el contador Francisco Roco de Villagutierre y, como se fue publicando esta riqueza, aunque no la creían, acudieron a ella hasta diez y seis hombres, como fueron Francisco Marmolejo, Julián de la Carrera, Francisco de Tordesillas, Andrés de Cañizares, Luis Sánchez Bejarano, Gerónimo Galeazo, Francisco de Sepúlveda y otros mineros, todos de Potosí. En este tiempo gobernaba don Luis de Belasco estos Reinos, y de ahí a poco tiempo vino el conde de Monterrey.

 Habían ido toda esta gente limpiando la mina de Pie de Gallo y la de San Christóbal, en que se halló el metal muy rico, y con esta riqueza se avisó al Virrey, conde de Monterrey, y escribió una carta a todos los mineros que no desamparasen aquellas minas,  que él les haría merced  en nombre de Su Majestad, y que viendo estaba una visita que había hecho el capitán Gonzalo de Paredes Hinojosa por orden del presidente Maldonado. Murió de ahí a pocos días este virrey, y así la Audiencia de la ciudad de Chuquisaca tomó el gobierno de su Audiencia, y, entre las cosas que ordenó, mando a don Manuel de Castro y Padilla, oidor, que fuese a Hururo y visitase aquellas minas y que, siendo tales como se decía, las poblase. Así bajó a Hururo, por agosto de mil y seiscientos y seis, y habiendo hecho visita de las minas y ensayos de los metales, y estando satisfecho de su riqueza, pobló aquel asiento y repartió solares y alzó horca y cuchillo, en nombre de Su Majestad, e hizo Cabildo y regimiento de dos Alcaldes de la Hermandad, porque ya en esta ciudad, en aquella sazón, había más de doscientas casas, y en ella más de seiscientos hombres casados y solteros. También había religiosos de todas las órdenes y padres de la Compañía de Jesús. Así les dio cuadras y solares, donde hoy hay grandes conventos, una Iglesia Mayor y vicario, con seis clérigos y más de dos mil españoles y gran suma y multitud de indios y muchas parroquias. Hay oficiales reales, y el día que don Manuel hizo este Cabildo y pobló esta villa, le puso por nombre San Felipe de Austria, que fue día de Todos los Santos, primero de noviembre del año de mil y seiscientos y seis. Es tierra fría, aunque saludable, y han ido en tanto crecimiento sus minas que compiten con Potosí y, para haber tan poco tiempo que se fundó, es cosa admirable la población y gente que hay en ella”.